CAPITULO 73
Cuando me di vuelta para dejar la cena en la mesa me percaté de que Alessandro seguía durmiendo, me parecía mentira que una persona tan disciplinada, tan correcta, siga durmiendo como si fuera un holgazán sin oficio ni beneficio, sin embargo, me quedé observándolo dormir, estaba bocarriba, la almohada a un lado, roncaba pausado y su mano arriba de su cabeza

Me acosté junto a Él para acariciarle el cabello y besar su frente, bajando después por el puente de su nariz hasta llegar a sus labios en donde le fui dejando unos pequeños piquitos de cariño, pues me levanté y como si le tuviese odio lo comencé a mover con fuerza y casi gritándole

—¡Alessandro!, ¡despierta ya! Levántate dormilón

El pobrecito se despertó sobresaltado por mis gritos diciendo tembloroso

—Ya… ya me… me desperté, ¿Qué pasa? Mi amor ¿te paso algo?

Me desternillé de risa, mis carcajadas no paraban porque verlo como se despertó y cómo reaccionó a mis gritos, ya no pude contenerme, pues su mirada venía desde el suelo, porq
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