NARRA ALESSAVer sus expresiones de haber sido agarrados en situación embarazosa, ambos estaban sonrojados y con la boca abierta, entonces Serena se animó a hablar—Alessa, yo... ehm, yo, Dios míoIntervine para decir—Serena, estoy segura de que esto (hice una pausa) esto es culpa de DankoEl ginecólogo estaba en silencio, a lo que seguí diciendo—He sido testigo de la forma en que te trata, mira ahora mismo, te dejo ahí sola, sin siquiera regresar su mirada o acercarse a ti para pedirte disculpas de que va a irse o que va a regresar pronto, ¡nada!, solo... se fue, ¿y tú qué? ¿acaso eres... una estatua?Entonces el ginecólogo se levantó del sofá para recalcar—Eso es lo que le digo, ese hombre no la ama, no le da su lugar, para Él, su esposo es su vida y... ella, ah, quisiera ir a golpearlo por tratarla de esa maneraEntendí que ese hombre se había enamorado de Serena y por lo que vi, ella también, Danko va a perder una valiosa mujer, una mujer que siempre lo ha valorado, lo ha apoya
NARRA DANKOMe siento un ser despreciable, he lastimado a la mujer que me ha amado incondicionalmente, Serena, ella, la pobre, me ha soportado todo, literalmente todo, mis fetiches, mis torpezas, mis estupideces, mis indiferencias y yo, ¿qué mierda hice yo? Portarme como un bruto irracional, dejarla sola cuando más me necesitaba, ni siquiera pensé en ella cuando me iba de su lado, solamente me alejaba y ya.—¡Por dios, Serena debe de odiarme! ¿Ahora, qué hago?Caminé unos pasos cuando me pregunté ¿Dónde estará? Solo sé que se fue en compañía de mi hija. Estaba ensimismado en mis pensamientos que no me percaté que alguien se me acercaba, hasta que vi una sombra alta y sentí unas palmaditas en mi hombro, al darme vuelta noté que era Robert con su semblante muy serio, me imagino que ya se enteró de mi comportamiento con mi esposa.Me hizo señas para que me sentara, al hacerlo, él también lo hizo y comenzó a hablarme, mientras yo agachaba mi cabeza de vergüenza—Danko, ¿por qué? Ella siem
Cuando su voz llegó a mis oídos, me petrifiqué como una estatua, solamente fijé mis ojos en Serena, que se veía mucho más tranquila, aunque tenía unas ojeras muy prominentes. Mi hija le asintió con su cabeza, me miró para decirme—No olvides lo que te pedí, papáNo dije nada, solamente me quedé parado ahí en silencio. Serena me tomó de la mano para hacer que me sentara en un sofá y ella se sentó a mi lado. Yo comencé a hablar un poco nervioso—Serena, yo... yo, quisiera que me perdones por mi torpeza, sé que me he portado como un estúpido. No he valorado tu amor, no... no te he tratado como te mereces, ¡perdón!Agaché mi cabeza un poco, pero, sentí que su mano se posaba en mi mandíbula para alzar mi cabeza y decirme—Danko, yo... te entiendo. (hizo una larga pausa antes de proseguir) Te he entendido desde el principio, solo que... solamente esperaba un poco de ti, pero... He esperado mucho tiempo, además, creí que al estar esperando a nuestros hijos, te preocuparías un poco, pero, ¡he
NARRA SEBASTIÁN EL GINECÓLOGOEse energúmeno del esposo de Serena me revienta mi paciencia, yo creí que se quedaría con ella en este momento en que estaba mirando a sus hijas, sin embargo, nada, ni bien mi colega le hablo del otro esposo se fue dejándola abandonada como si no valiera nada, ver su carita triste me doblego el corazón, no aguante más y fui a abrazarla para consolarla, lo que ese hombre hace es algo muy dolorosoElla me abrió su corazón contándome lo que está pasando, yo escuchándola, entendiéndola, hubo un momento en que nuestras almas se conectaron fue algo que no podía predecirlo, simplemente sucedió, acercamos nuestros rostros y juntamos nuestros labios para generar un beso, pero no un beso cualquiera, sentí un beso ávido de atención, un beso arrollador, en ese instante olvide que era una mujer casada, me deje llevar de mis sentimientos, todo a mi alrededor desapareció, me sentí que volaba por los cielos.Estaba por recoger unos exámenes en recepción y lo vi. Mi sangre
NARRA ALESSAMe siento un poco inquieta por lo que sucede entre Serena y ese médico. Sé que Danko se ha comportado muy mal con ella al haberla descuidado por Alexander, eso lo entiendo, sin embargo, ella le ha aceptado todo lo concerniente a sus fetiches, eso no es nada fácil, pero Él, parece que no ha valorado eso, la ha tratado de forma muy indiferente más que todo con lo que sucedió con AlexanderYo, en cambio, me siento sola, necesito a mi esposo en estos momentos, lo extraño mucho, nunca me dejo sin su compañía cuando esperábamos a nuestros hijos, era muy entusiasta, le encantaba acompañarme a los ecos, sentirlos, poniendo su cabeza en mi vientre, hablándoles para que escucharan ahí dentro. Sin embargo, lo mío es totalmente diferente, Alexander no puede aunque lo desearaComencé a hablar con tristeza—Alexander, mi amor, quisiera que ya despertaras, te necesito, mi amor (empecé a llorar, mis palabras salían entrecortadas por el llanto) quie... ro ver tu son... risa, escuchar cómo
NARRADORMientras todos están al pendiente de sus vidas, cambiándolas, guardándolas, hay alguien que está fuera de la vida cotidiana, Él a pesar de estar acostado en una cama siendo cuidado por enfermeras, médicos y familia, su mente no sabe de eso, solamente está replicando toda su vida, su tortura, su sufrimiento. Su mente juega con sus sentimientos, a veces feliz, a veces triste, pero lo que más siente es terror. Los recuerdos vividos de su encierro están siempre ahí, los vive como si fuera el ahora. Nadie siquiera imagina lo que está pasando por su mente, debido a que parece que simplemente está ahí acostado con los ojos cerrados, como si estuviese durmiendo, cuando la realidad es otraA veces está viendo su noviazgo con Alessa, cuando lo recibe con una amplia sonrisa, sus candentes y amorosos besos, sus caricias, su pedido de matrimonio, su boda, su primera vez, el nacimiento de sus hijos, esa felicidad de estar en familia. También malas escenas como cuando fue a reconocer el cuer
NARRADORLa puerta de la habitación ocupada por el paciente en coma se abrió, dejando ver al médico que ingresaba con su semblante frío. Llegó hasta la cama y habló—Bien, ha despertado, quería pedirle que me diga: ¿cuántos dedos ve? (dijo esto mientras tenía levantados dos dedos)El paciente respondió: —Veo dos dedosEl médico asintió con su cabeza, después le pidió que siguiera el movimiento de su mano, después con una pequeña linterna iluminó su rostro para después fijarse en los ojos. Al terminar, exclamó mientras lo observaba fijamente—Parece que todo está bien, mmmm, ¿recuerda su nombre?La voz del paciente se oyó decir preocupada—Yo... N... no recuerdo nadaEl médico volvió a hablar—El nombre de Alexander, ¿le parece conocido?Él, sin quitar la mirada del doctor, contestó ya con voz temblorosa—No, no sé quién es y... y tampoco sé quién soy yo, ¡maldición! No recuerdo nada, ¡nada!El médico le pidió que se calmara, pidió disculpas de que se iba a ausentar por un momento, ya
NARRA ALEXANDERCuando me fijé en ese joven, no lo reconocí, aunque sentía un aura de tranquilidad, de confianza. Me dice que es mi hijo, yo, trato de reconocerlo y nada, mi mente no siente nada por ese joven. Después ingresó una chica, pero tampoco la reconozco. A pesar de que ella dice que es mi nuera, es una bella mujer y también me inspira confianza. Sin embargo, después de varios minutos de compartir palabras con ellos, entró un hombre muy fornido, alto, y los jóvenes se hicieron a un lado para darle pasoSe acercó a mí, hablando con suma familiaridad, como si me conociera, como si yo le hubiese hecho falta. Eso me extraño, dijo que era mi esposo, eso me pareció ridículo, porque yo soy hombre, tomo mis manos para apretarlas con las suyas, lo miré y lo que me causo fue rabia de que se comporte tan atrevido, le grité furioso que no me tocara, le pedí que se fuera, que no quería verlo, la verdad es que ese hombre me causaba repulsión, un poco de temor, como si me hubiese hecho algo