Rio Li La alzo entre mis brazo y entro al pequeño espacio, no es tan miserable como el apartamento alquilado donde crecí, pero lo es para lo que ella está acostumbrada. Todo está organizado y limpio, la acuesto con delicadeza en la cama, comienzo a besar su pie derecho, mientras ella observa con sus grandes ojos azules mordiendo su labio inferior, beso sus tobillos, sus piernas, es tan suave que no aguanto la tentación de morderla con suavidad, subo el vestido hasta sus caderas, para que no me estorbe, debo admitir que está más hermosa que nunca. No entiendo cómo pudo permanecer virgen tanto tiempo, ella ha tenido otros novios además de Carlos, beso su piel blanca suave y firme, su cuerpo me vuelve loco. Madison James –Necesito refrescarme.– Me suelta mientras se dirijo a lo que supongo es el baño, lo veo comenzar a quitarse la corbata… Entro al baño y lavo mi cara, me quito el vestido, me doy una ducha rápida, aplico crema corporal y perfume sobre mi piel, me coloco una tanga d
Tamara Rey —El físico, con el tiempo se acaba, lo importante esta dentro de ti. — Me dice el psicólogo que me está tratando, no sé donde se graduó, ¿no puede entender que es inútil pretender que acepte en lo que me convertí?, soy un monstruo. — ¿Qué haría usted en mi situación?, ¿sonreiría?, no lo creo ¿Por qué no se pone en mis zapatos?— Le respondo con rabia a su serenidad. —Entiendo que estés molesta, pero al menos estas viva. — Me responde, como si eso fuese suficiente, la vida me estorba ahora mismo. — ¿Para qué quiero vivir así como estoy?— Le pregunto molesta, nadie va a voltear a verme nunca, se van a burlar de mi, recibiré miradas de asco. —Es una etapa, que superaras, eres fuerte, eres una sobreviviente. — Me dice la psicólogo, y yo dejo de responder, intenta por días que hable y me encierro en mi misma, Madison esta botando el dinero en esta basura. El dinero que dejo Christian no es suficiente para hacerme las operaciones que necesito, no me dejan verme, pero me toco
Madison JamesEntro al apartamento con el corazón en la boca, si pensaba que algo no podría ponerse peor este es el claro ejemplo de que todo puede empeorarLloro amargamente pensando en la tortura que debe estar sufriendo Will en las manos de Rio.Tocan la puerta una hora después y corro con la esperanza de que Will aparezca sano y salvo, como aparecieron mis padres, resulta que nunca los secuestro, solo les pidió que hicieran eso para devolverle varias tarjetas., mi madre por dinero, vendería a su propia madre,Abro la puerta apresurada y me encuentro de frente con el señor que me dio el vestido la ultima ve, me ofrece una bolsa que agarro con miedo, apenas la tomo él se da la vuelta y se marcha con otros dos, sin pronunciar una palabra.Reviso el contenido y es un traje gris plomo costoso y uno zapatos negros Louis Vuitton, siento nauseas, me tiene donde él quiere haciendo lo que él quiere, pero no voy a quedarme tranquila apenas tenga una oportunidad, le devolveré el favor.Tomo l
Madison James Me voy de allí con el estomago revuelto,, en el pasillo se encuentra el chofer —¿Qué haces acá?.— Cuestiono. —Protegiéndola.— Me dice y camina a mi lado. —No corro ningún peligro.— Aseguro, no quiero un loco sobre mí, las veinticuatro horas al día. —Esa no es mi decisión, señorita, la verdad usted no es tan dulce como aparenta sé que será difícil trabajar con usted.— Me dice dejándome sin habla, ¡como si yo tuviese alguna opción!. —Lamento mucho lo que estas pasando.— Digo en forma sarcástica— —Gracias a Dios lo entiende.— Me responde el aparentando inocencia— —Definitivamente, eres un imbécil al igual que tu jefe.— Le respondo echando humos, salimos a la calle, y el calor es asfixiante, Miami no es uno de mis lugares predilectos, es muy caliente para mi gusto. —.El señor Li, es el mejor jefe que podríamos tener.— Me dice el abriéndome la puerta no puedo evitar rodar los ojos y sacudir la carpeta en el pecho del sujeto. —Esto es lo único que le importa a él, todo
Madison James Pasan las horas y no tengo con quien hablar, no me muevo de la habitación hasta que es tarde y el hambre me está matando, saco la comida fría apenas tocada y exploro el Pent—house una increíble vista de Miami de noche se ve a través de la pared de cristal. No me detengo a observar mucho, entro a lo que creo que es la cocina y abro la nevera, hay un pastel de durazno, mi favorito, lo saco tomo un trozo en un plato me lo como lentamente, esta divino y lo mejor no lo devolví, miro la hora y son las doce de la noche, el chofer, guarda espaldas o lo que sea no se ve por ningún lugar, por lo que decido salir del lugar en absoluto silencio solo con mi cartera, el vigilante me observa salir y no dice nada. Tomo un taxi rápidamente Miami es de esas ciudades que nunca duerme le doy la dirección y entro al apartamento de Rio, el prometió que lo dejaría en libertad, yo me alejare pero espero cumpla su promesa. Me doy un baño y me coloco una de las playeras de mi prometido, me
Rio Li Me mira a los ojos con detenimiento como si pudiera a través de ellos traspasar mi alma—Hijo no puedes mentirme, pero tampoco puedo protegerte todo el tiempo, cada uno lleva sus propios tropiezos, me dice y sale del comedor —¿Y el pastel?.— Pregunto como un niño mimado. —En el refrigerador.— Me responde sin mirarme, tomo mi plato con un cubierto y un cuchillo y me sirvo un generoso trozo, mientras estoy prácticamente babeando, no suelo ser así, pero esto comiendo demasiado últimamente —Eso no se hace.— Escucho la voz de mi sobrino, me da risa pero sigo en mi papel, en este momento no soy Rio, soy Ángel. —Tu abuela me dio permiso— Respondo y me siento a comer, relajado y suspirando, esto está demasiado bueno —Mi abuela nunca haría algo así, como dejar que tu entraras y te sirvieras como si te tuviera mucha confianza..— Responde Lía segura, ella la conoce bien. —Pregúntale, ella misma me dijo sírvete lo que quieras.— Respondo indiferente comiéndome mi delicioso pastel. —El
Madison James —Bienvenida a New York.— Me dice, Damián y asiento, apenas salgo siento un poco de frio, pero no digo absolutamente nada, cualquier mujer estaría feliz, de estar aquí en mi lugar, a mi el dinero no me impresiona, vengo de una familia que aunque ahora no tiene dinero tenia tanto que en algún momento dejamos de poner los pies en la tierra, hasta el día en que mi hermana mayor desapareció sin dejar rastros, hace varios años. Nunca volvimos a ser los mismos, mi padre nunca volvió a sonreír de verdad —Sígame.— Me ordena el chofer y lo sigo en silencio, me entrega una carpeta para qué lea sobre un trato que debo hacer en poco tiempo ¡estoy segura! —¿Por qué no me lo diste antes?.— Pregunto molesta entre dientes. —Porque, tú no quisiste escucharme.— Me responde volteándome los ojos. —¡Debiste haber insistido!.— Le respondo, como una chiquilla caprichosa. —Se coloco unos tapones para no escucharme.— Se justifica cruzándose de brazos, y viéndome con los ojos entrecerrados, m
—No es para tanto.— Dice Ángel quitándome todo merito, por lo que acabo de hacer.—Es cierto, no fue mucho para mí, pero si hubiese estado contigo solo se muere, porque eso que yo hice fue para lo que me prepare toda la vida, para salvar vidas.—Le recalco—Pero tú padre también te preparo para dirigir su empresa una vez que él se retirara.— Responde Moreau.—Sí, eso también.— Respondo, sin darle importancia tal vez tenga talento para los negocios, pero desde muy joven priorice la vida antes que el dinero.—Firmemos el acuerdo, después podemos celebrar esta segunda oportunidad de vivir que me has dado.— Me dice viendo la fotografía en que sale con su familia.—Tiene una hijos hermosos.— Me fijo yo tiene los rasgos asiáticos de su madre, pero unos increíbles ojos verdes, también tienen los labios un poco más gruesos similares a los de Darién Moreau, a pesar que es algo mayor es un hombre guapísimo.—Si se parecen a mi esposa.— Dice el orgulloso—Y a usted también.— Respondo admitiendo