—Puedes decirme lo que quieras, ya no tengo miedo a lo que pueda pasar, porque sé que vas a terminar enamorado de mí, lo puedo sentir en la manera en que me haces el amor, en la manera en que intentas protégeme, aunque sea de ti mismo.

—No me salgas con esas estupideces. Por supuesto que uno decide de quien enamorarse y jamás volveré haberme involucrado sentimentalmente contigo—. Comprende de una vez que esto solo es por venganza, no siento ni pretendo sentir nada por ti y si algún día llegará a sentir algo por ti lo primero que haría sería enterrar ese sentimiento, así como tú enterraste lo que un día sentí junto conmigo en prisión.

—Si tú lo dices, el tiempo lo dirá —dijo Sally.

—Tú no eres digna de ser amada, no mereces que nadie se fije en ti de esa manera, al contrario, eres tan buena en la cama que solo para eso se te usaría, tú sigues con ese ego que tienes, sigue con esa, arrogancia que entre más intentes hacer esto fácil para ti, más difícil lo haré, si quieres jugar a los en