—Deja de hablar de cosas que no tengan sentido ahora y cuéntame qué es lo que quieres decirme —exigió Sally impaciente —no tengo tiempo para perder, tengo trabajo que hacer y me estás retrasando con tu estúpido misterio, dime ¿qué es lo que necesitas decirme? ¿Cuál es tu gran noticia?.

El hombre le pasó los documentos para que ella los leyera, ella empezó a leer en pocos minutos, pareció haberlo entendido todo, azotó los documentos en el escritorio del hombre y le gritó que sí estaba loco, que no iba a aceptar que se quedara con el patrimonio de su familia, que los había engañado, que era un maldito egoísta le dijo todo cuánto pudo.

—¡Tienes que estar bromeando! —exclamo Sally—. Esto no puede ser posible, has puesto nuestras empresas bajo el nombre de imperios Collins, según estos documentos significa que ya no nos pertenecen, cómo fuiste capaz de engañarnos así. Eres un maldito infeliz. Cómo has sido capaz.

—Te dije que ibas a necesitar un trago, pero no quisiste hacerme caso ¿Cómo h