Kaplam. . .
La embisto con fuerza por última vez y siento que su cuerpo se retuerce de placer bajo el mío, cierro los ojos dejándome arrastrar por las sensaciones que produce el orgasmo y sin poder sostenerme más, me desplomo sobre ella. Malena me abraza y siento su corazón tan desbocado como el mío. Después de unos minutos, mi respiración empieza a regularizarse y me ruedo para quedar a su lado.
-Eso ha sido. . .increíble- dijo Malena con voz entrecortada.
-Así es- respondió el, con la cabeza llena de imágenes sobre Susana. ¿ por qué diablos no podía sacarla de su cabeza ni siquiera cuando su cuerpo reposaba al lado del exquisito cuerpo de Malena.
-¿Han sido ideas mías o estabas castigándome por algo?- inmediatamente me giro y la observo a los ojos- me encanta el sexo salvaje hermoso, no me malinterpretes, pero hoy. . . .Digamos que has sido más brusco de lo normal. Me ha dado la impresión de que me estabas dando un castigo.
Un castig
Martín llegó tan puntual como siempre, nos dirigimos a la piscina y nos dedicamos a pasar unas horas allí, mientras estábamos en el agua, no dejaba de provocarlo con mis comentarios, él me miraba confundido sin entender nada. Yo sonreía maliciosa mientras se iba dando a la perfección el plan que había fraguado.-Martín. . .-¿Si?- me miró atentamente.-Me encanta el color de tus ojos- lo vi ruborizarse y sentí como el poder invadía mis venas, era genial sentir que controlabas la situación- y tienes una boca- me muerdo el labio y él se remueve incomodo en su silla de extensión.-Susana. . . – Camino hasta él y me siento a su lado mirándolo directamente a los ojos.-Me encanta tu cuerpo- le acaricio el pecho para acentuar mis palabras y sin esperar más, llevo una de mis manos hasta su nuca y lo acerco a mí, hasta que nuestros labios rozan. Es natural sentirlo tan cerca, es más lo he sentido siempre tan mío, creo que se debe al hecho de estar al tant
Martín, se va una hora después. Lo despido con una gran sonrisa, y veo como se aleja en su coche. Vuelvo a mi habitación y me doy una larga ducha, mientras el agua se desliza por mi piel los recuerdos vuelven a mi mente.Debo aceptar que haberle pagado con la misma moneda, no se sintió tan bien como esperaba, me dejó una extraña sensación en el pecho pero, hice lo que debía hacer.Después de la ducha me visto con un hermoso vestido amarillo y me dedico a esperar que el Maestro vuelva, después de haberlo buscado por toda la casa, asumí que había salido porque no estaba por ningún lado.Lo más extraño de todo era saber que ni siquiera la metiche de Gloria estaba, seguramente fue al mercado por algo. Me recuesto en la cama y sin pensarlo me quedo profundamente dormida.Hay un largo camino ante mí, un camino nada bonito, lleno de h
Ha pasado alrededor de un mes, desde que estuve con Martín, las cosas no van nada bien. Martín, no para de enviar regalos y flores, que llegan sin faltas todas las mañanas, ha intentado que intimemos más de una vez, sin embargo he logrado dar algunas excusas para librarme del encuentro.No es que no me haya gustado o no haya disfrutado estando con Martín, porque es todo lo contrario, además él como persona, me gusta mucho, es solo que estoy muy confundida en estos momentos. Desde mi pesadilla Gloria me ha mirado con lastima más de una vez, odio a esa maldita mujer y la manera que tiene de mirarme, a veces lo hace con lastima, en ocasiones con envidia y en otras con ira mal disimulada.No entiendo por qué si está tan enamorada del Maestro, no ha propiciado un encuentro entre ello, solo se queda a la distancia, observándolo estar con otras mujeres, adorándolo en silencio, mientras su amor no correspondido la consume. No lo entiendo, de verdad que no lo entiendo.
Despertamos juntos y de esa misma forma nos duchamos, luego bajamos a desayunar, llevábamos unos cinco minutos en la mesa cuándo El Maestro me mira fijamente y dice.-¿Sucede algo, Susana?-No- respondo mintiendo con descaro- ¿por qué?-Has estado muy callada, frunces el ceño constantemente y pareces distraída. ¿Qué sucede?-Solo pienso Maestro, nada importante, supongo que no dormí mucho anoche- le dedico una pícara sonrisa que él me devuelve.-Sí. . . me sucede lo mismo.Terminamos de desayunar en silencio, mientras sigo divagando en la decisión que he tomado. Cuando termina de desayunar, se pone en pie anunciando que se irá a la oficina, me ofrezco a acompañarlo a la puerta.Cuando está por bajar los escalones, lo tomó del brazo y lo giro hacia mí, rodeó su cuello con mis manos y lo acerco a mi boca. Es al principio, un beso suave y seductor, que se va volviendo pasional y entregado, gimo en su boca y él me estrecha con más fuerza.
Kaplam. . .Mi corazón late con violencia, mientras me quedo observando aquella elegante letra, mi nombre. . . una carta. . . una despedida. ¿ podré soportarlo?, ¿podré hacerlo después del descubrimiento del día de hoy?, ¿podré aceptar una despedida después de saber que la amo?Mis manos tiemblan, no quiero leerla, pero a la vez, muero por hacerlo. Comienzo a transpirar y a hiperventilar , mientras mis manos se deslizan sobre el papel, sin pensarlo más, rasgo el sobre, desdoblo la hoja , hay muchas palabras escritas con aquella elegante letra. Suspiro afligido y comienzo a leer."Querido Maestro. . .Lo primero que quiero hacer es disculparme. Si, quiero que disculpe mi falta de coraje, creo que es una lección contra la que todavía lucho pero, no me creía capaz de despedirme personalmente.Quiero que sepa que estoy infinitamente agradecida contigo Kaplam, agradezco el que me brindarás una mano cuando nadie quiso hacerlo
Kaplam, se sentía asfixiado y sin razón de vida. ¿qué había impulsado a Susana, a marcharse así como si nada?, ¡necesitaba su propia vida!, aquello no lo entendía, junto a él tenía su propia vida, es que ¿acaso no le agradaba estar junto a él?, obviamente la respuesta era negativa, de hacerlo, no se hubiese marchado.¿Por qué la vida tenía que ser tan desgraciada con él?, ¿ por qué solía darle golpes tan dolorosos?, al fin había aceptado sus sentimientos por Susana, y ahora ella se marchaba, dejándolo sumido en aquel estado de ira acumulada, de frustración y rotunda negación.Quería creer que todo era una pesadilla y que cuándo volviera a casa ella estaría esperándolo, con aquella hermosa sonrisa, con aquella dulce boca, su linda cabellera y. . .-¡Maldición!
Siete años después. . .Susana, acariciaba el amplio pecho de su nuevo amante; Robert Miller, un importante multibillonario con el cual se veía desde hacía ya un año y de quién había obtenido incontables beneficios. Las manos de Robert le acariciaron los delicados senos.-Eres realmente un sueño. . .-Tan real como yo quiera serlo- le respondió dedicándole una de esas encantadoras sonrisas.-Así es – le sonrió el hombre- no fue fácil conquistarte- Susana sonrió con ironía, si tan solo supiera que en aquella conquista era él quién había sido la presa y ella la predadora más astuta que se hubiese conocido- pero me alegra haber sido persistente- la estrechó contra su musculoso cuerpo.-¿Qué haremos esta noche?-No lo sé- respondió de inmediato- ¿te gustaría cena en un bonito restaurant?-No- suspiró cansada- quizás deba volver a mi departamento.-No te vayas, Susy- le suplicó.q-No me llames así, Robert- le dijo ce
Kaplam. . .Abro los ojos y me desperezo un poco. Gloria está a mi lado, aún duerme, con todo su cuerpo y su rostro en reposo. Es una mujer hermosa, su carácter se ha suavizado en estos años, pero no quiere decir que mezclarme con ella haya sido una decisión inteligente. No hay manera de quitármela de encima, cada vez que le asomo la idea, o le digo claramente que deseo dar por finalizado nuestros encuentros, termino en medio de una escena dramáticas de llano, sollozos y gemidos de dolor. No quiero darle más largas al asunto, pero no sé cómo salir de este lio en el que yo mismo me metí.No soporto que se sienta mi dueña, que me trate como una esposa que pasa todo el día al pendiente de su marido. No, eso no es lo que quiero y debo buscar la manera de salir de este asunto.Me levanto con la finalidad de ducharme. Cuando siento el agua deslizarse por mi cuero, sin poder evitarlo los recuerdos de mi historia con Susana, vuelven a mí. Nunca pensé que se pod