Solo necesitamos tiempo

En el campamento de Ulrich, la atmósfera era tensa. Turin colocó al rey inconsciente en una tienda y llamó a los curanderos para que atendieran sus heridas. "Fue alcanzado por una flecha envenenada con acónito," explicó Turin. "Hagan lo que puedan para salvarlo."

Los curanderos trabajaron frenéticamente, aplicando hierbas y pociones para neutralizar el veneno. Ulrich, aún inconsciente, gemía de dolor. La herida causada por la flecha de acónito era profunda, y el veneno hacía que la recuperación fuera lenta y dolorosa. Turin observaba, su rostro una máscara de preocupación. Sabía que sin su líder, la moral del ejército podría colapsar.

"¿Estará bien?" preguntó uno de los comandantes, ansioso.

"Sobrevivirá," respondió Turin. "Pero necesitamos prepararnos mejor. Goldhaven no caerá tan fácilmente."

El comandante asintió. "¿Qué haremos ahora?"

"Reagruparemos nuestras fuerzas y planificaremos un nuevo ataque," dijo Turin con firmeza. "Esta vez, no subestimaremos a nuestros enemigos."

***

De
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