IVANA

Las expresiones masculinas me ponen más, mantiene mi cadera elevada sujetándome con fuerza. formo un arco en la cama mientras entierra las uñas marcándome la piel, rompiéndome por dentro con su potencia la cual no contiene cuando me sube y baja enterrándome su miembro por completo. Dios, no se detiene, no lo hace y siento que no soporto más la presión.

Me agarro el cabello resistiendo su fuerza, es descomunal como me trata llevando mi culo contra la cama y vuelve a elevarme sin sacármelo de adentro. Si las otras ocasiones era un animal, ahora es una bestia enfurecida la cual llena mi sistema auditivo de sus gemidos masculinos.

Se me viene encima envolviendo su mano en mi cuello quedándose quieto mientras soy yo la que se mueve lentamente. Mis caderas toman el control de la situación en tanto absorbe mi boca con un beso lleno de fuego. Sus besos son deliciosos, como un buen vino y mi mate favorito.

—¿Yo te gusto? —suelta mi boca uniendo su frente a la mía, pero es algo mas defini