DORYDesperté y me encontré en una habitación desconocida. A los pocos segundos recordé que estaba en el apartamento de David.Recordé lo sucedido anoche y mordí mi labio inferior, sin duda alguna en la cama éramos fuego y pasión.Sentí un aroma delicioso, así me senté. Desde la cama pude visualizar a David en la cocina. Esa era una ventaja de no tener paredes.Me brindó una sonrisa y caminó con una bandeja en las manos, hasta llegar a la cama. —Te ves muy sexi cocinando.—En cambio, tú hasta te ves sexi durmiendo en mi cama.La comida olía muy rico. No hablo recibido este tipo de detalles. Nunca pase una noche completa con Marcos, solo iba a verme por un par de horas y después se iba a su casa. No recibí un desayuno en la cama, ni las atenciones que David me brindaba. Dejó la bandeja a un lado y fue por la suya. Tomé su camisa que estaba en el suelo y aproveché para ponérmela. —Si voy a recibir el desayuno en la cama todas las mañanas, será muy sencillo acostumbrarme a nuestra vid
Todos en la cafetería nos observaban. Sara estaba furiosa, se había enterado de la verdad, de que fui amante de su padre. —¡Dory! ¡Dory! —Ana apareció en la cafetería, venía acompañada de Diario, su novio. —Sara, déjame y te explico. —¿Qué vas a explicarme? La manera en que te acostabas con mi papá y a la vez con mi hermano. —¡Las cosas no son así! —exclamé. Sara tomó el vaso de café que estaba en la mesa y me lo lanzó. Me hice a un lado pero un poco cayó en mi brazo. Por lo que un quejido salió de mi boca. —¡Niña loca, ¿qué haces?! —gritó Ana—Seré una niña loca, pero una zorra como tu amiga. ¡Ni creas que te vas a casar con mi hermano! Ana intentó golpear a Sara, pero intervine antes de que lo lograra. —¡Déjala! —exclamé —¡No pienso permitir que te siga insultando! No tiene ningún derecho de hacerlo. —me defendió Ana—Tú debes ser otra zorra igual que ella. Sara estaba descontrolada, daba insultos a cualquiera sin importarle que estaba en un hospital y siendo observadas
—¿Dónde está? Necesito ver a mi hermana. —David llegó ofuscado y acelerado. Le llamé para indicarle que su hermana estaba en el hospital, aunque no le di razones de su estadía, estaba preocupado.—¡David!—exclamé su nombre para llamar su atención. Me encontraba con Sara, esperando su llegada. Con paso acelerado llegó hasta donde nos encontrábamos.—Sara, mi chiquilla ¿que te pasó? —musitó David, al mismo tiempo que acariciaba su rostro—. Dory ¿qué le pasó a Sara? —preguntó.—Lamentó ser yo quien te de esta noticia. Pero tu hermana fue ingresada por una sobredosis de drogas.—¿Drogas? Pero como, Sara es solo una niña. Eso no puede ser cierto.—Consumió varias drogas, lo que provocó el shock en su cuerpo. Ya hicimos el proceso de desintoxicación.—Mi hermana no puede estar consumiendo esas porquerías.—No te va a agradar esto, pero no es la primera vez.—¿Qué? ¿Cómo es que lo sabes?—Hace unos meses ella estuvo en el hospital por la misma razón. Solo que por una dosis más pequeña. Ella
—¿En serio ese tipo es tu hermano? —preguntó David. Asentí con mi cabeza. —¿Cómo sigue Sara? —pregunté para cambiar de tema. —El médico me indicó que se encuentra estable, a pesar de la cantidad de drogas que consumió. —En verdad lo siento. El mundo de las drogas es muy complicado y destructor, es tan fácil entrar, pero es difícil salir. —Vine a buscarte porque no te despediste. —Estabas ocupado con tu hermana. De pronto David me abrazó con fuerza. —Perdona por lo sucedido en el hospital, perdí la cordura por un momento, tú no tienes la culpa de nada. Solo tratabas de ayudar. —Me soltó del abrazo y tomó mi rostro para besarme. Me abracé a su cuello y profundicé el beso. Mi novio bajó sus manos hasta llegar a mi cintura y continuó para abajo. Me tomó de los muslos y de un pequeño salto enrollé mis piernas en su cintura. Caminó hasta llegar a uno de los sillones. Tomó asiento sin soltar mis labios. Me quedé a horcajadas sobre él. —Te amo, mi rubia adorada. —Te amo, mi m
David Llegué a la casa y me encontré con las patrullas de la policía. Se encontraban en la entrada. Justo apresaban a mi padre y lo subían a uno de los autos.—¡David! ¡David! —Mi madre corrió hacia mí—. Diles que están cometiendo un error, que tu padre no es un delincuente. Diles por favor. Mi madre lloraba de manera desesperada, sabía que esto iba hacerle daño pero ella tenía que dejar de ser ciega y conocer al verdadero Marcos Santana.—Mamá, mamá, por favor tranquilízate.—David, tu padre no es nada de lo que dicen ¿Verdad Martina? —se dirigió a su hermana.—Adriana, no te estamos mintiendo. Lamentablemente, Marcos nos ha estado robando y no solo eso, tiene una gran lista de amantes.—Eso es verdad, mamá. —¡Eso es mentira! Ustedes dos están mintiendo. —gritó.Corrió hacia la patrulla en donde se encontraba Marcos e intentó abrir la puerta. Corrí hacia ella y la tomé con mis brazos.—David, suéltame. —Llevé a mi madre hasta dentro de la casa en donde Martina se quedó con ella.
Dory—Te lo pregunto una vez más ¿Estás segura de hacer esto? —preguntó Franco.—Sí, estoy segura. Solo será una locura más, con tal de atrapar a Marcos. —respondí con seguridad. De repente escuchamos un alboroto proveniente de afuera.—¿Dónde está mi novia? Necesito verla. Se trataba de David, quien hablaba de manera exaltada con uno de los oficiales. —¡David! —exclaméDejó de reclamar y corrió hacia mí. Me abrazó con fuerza y besó mis mejillas. —¿Estás bien, amor? Te hicieron daño. —Tranquilo, David. Estoy bien. —¿Por qué estás aquí? —inquirió—Debido a la fuga del su padre, —intervino Franco— el primer lugar en el que pensamos que iría, era el apartamento de Dory. La trajimos a la estación de policía por su seguridad.—Mi novia no estaría en peligro, si no fueran unos inútiles en su trabajo. ¿Cómo carajo se escapó Marcos? —Realmente no tenemos una excusa para ese terrible error, pero nuestros oficiales ya se encuentran en el aeropuerto y todas las salidas de la ciudad. Vamos
Sus sucias manos volvieron a tocarme, su asquerosa boca volvió a besarme. Volví a sentir su aliento cerca de mi cara. Solo cerré mis ojos y soporté que me tocara otra vez.—¡Dory! Ya todo acabó.La voz de Franco me trajo a la realidad. Me encontraba en la estación de policía. Su chaqueta cubría mi cuerpo y sobre ella llevaba envuelta una sábana.—¿Todo terminó? —Gracias a ti. Sacrificaste tanto, no merecías que es imbécil te tocara. —Era la única manera de mantenerlo distraído, en espera de su llegada. —No me sentía orgullosa. Pero permití que él volviera a tomarme. Tuve que ser fuerte, pero mi esfuerzo valió la pena, porque marcos fue atrapado en un lugar. —Debí llegar antes, ni siquiera debí permitir que tu novio te llevara de aquí. Ni siquiera eso pudo hacer, protegerte de ese monstruo. —golpeó la mesa. —Franco, ya de nada, vale lamentarse, además, si no hubiera sido de esa manera Marcos continuaría libre. Se sentó en su escritorio y recostó su cabeza en su silla. »Quiero ped
DavidAcomodé mi corbata. Estaba preparado para uno de los mejores días, de mi vida. Incluso no podía creerlo, no me imaginé estar tan feliz por casarme con una mujer. Nunca pensé en el matrimonio como una posibilidad. Consideré que me quedaría soltero para toda la vida. Puse el reloj en mi muñeca y lo ajusté. Tomé la loción por cuarta vez y volvía rociarme un poco. Quería este día perfecto.Minutos antes de salir, el timbre de mi apartamento sonó. Caminé de prisa, ya que nada podía atrasarme. —¡Mamá! —ella estaba aquí en compañía de mi hermana y de Martina. —Entonces, no es una mentira. —habló. Ingresó a mi apartamento. Realmente se veía enojada—. Cuando supe que ibas a casarte con esa mujer, me negué a aceptarlo, pero ahora veo que es verdad. —Mamá, todo tiene una explicación. —Quiero la verdad David, ¿cómo es posible que te quieras casar con esa mujer? Era la amante de Marcos. Miré hacia Martina y Sara, ambas estaban con los brazos cruzados. —Vas a traicionar a la familia si