EL SITIO ERA COMO UN PALACIO

El lujoso Rolls-Royce aparcado junto al dormitorio como un espejismo, atrayendo mucha atención.

Dalila y los demás bajaron las escaleras.

El conductor hizo una profunda reverencia y la saludó respetuosamente. —Señorita —.

Dalila exhaló un suspiro de alivio.

Ella tenía miedo de que el conductor la llamara —señora—.

Parecía que Albert Kholl ya le había informado de antemano.

El conductor se giró tras saludarla y saludó a Kamila y a las demás con un gesto de la cabeza. —Señoritas, buenas noches. Gracias por venir a la cena de esta noche. El Presidente Albert dijo que los amigos de la señorita también son sus amigos. Les agradece mucho su atención y preocupación por ella, por lo que las ha invitado a un banquete para expresarles su gratitud—.

Tiene asuntos pendientes y no puede venir esta noche. Como disculpa, les ha preparado regalos a todas y espera que les gusten.

El conductor se inclinó para meter la mano dentro del auto y sacó varias bolsas.

Todos, excepto Dalila, miraron sorpre
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