* * * 10. CULPABLES * * *
La mujer que hacía las veces de enfermera salió con el oficial de policía, el cual le había comenzado a coquetear descaradamente, con la excusa de necesitar su testimonio acerca de la herida que recién había curado en mi mano.
Negué un par de veces, divertida por lo que sería mi momento de escape y me puse en pie, sacudiendo algunos trozos de gaza que habían quedado sobre mi regazo.
Atravesé la habitación con tranquilidad, rodeando las camillas y apresurándome a sacar mi celular para buscar alguna respuesta de la morena.
* * * 11. Ángel * * *El auto se detuvo frente al bar del Golden Throne sobre las ocho y cuarenta y cinco de la noche. Según el mensaje que había recibido aquella tarde, el sujeto que buscaba se encontraría ahí a las nueve.Revisé una vez más el objetivo que titilaba activo en mi celular:" Hombre. 36 años.> Cargos: Difusión y venta de contenido sexual de diversas mujeres sin su consentimiento. Periodo activo de 10 meses. Inducción de un suicidio hace 2 semanas.Viernes, 9:00 pm, Hotel Golden ThroneRecompensa: 900 dólares"Una sonrisa se extendió por mi rostro al saber que le daría fin a ese bastardo, pero sobre todo, al saber que despuésde diez días, la a
* * * 12. RÁPIDO Y SEGURO * * *Mi mirada se centró en la puerta que marcaba las escaleras de emergencia casi al tiempo en que la alarma por el fallo del ascensor resonó por el edificio.Entré en el lugar, apenas iluminado y, como había visto en los planos, sin ninguna cámara en aquel piso. Bloqueé la puerta y de inmediato, abrí la que resultaba la única ventana disponible luego de que toda la estructura colindara con un edifico que terminaba al menos unos 4 metros más abajo.Con un punto de apoyo en la baranda, no demoré en atar una soga retráctil que me permitió deslizarme hasta la siguiente azotea. Guardé los elementos en mi bolso, reajustando el dispositivo de pulsos magnéticos para que interfiriera la nueva señal y de inmediato desabotonando la parte superior del vestido rojo que l
* * * 13. ASÍ ME GUSTA * * *Un par de pasos resonaron junto a mi cabeza, justo al tiempo en que le vi agacharse a mi lado, tildando la suya con algo de gracia.— ¿Por qué no te veo sorprendida?— cuestionó Dagger, jugueteando con el arma recién disparada entre sus manos.Gruñí por lo bajo, haciendo a un lado el cadaver de la chica con un gesto de disgusto luego tras tener sus fluidos sobre mi.— Te demoraste — Solté, sacudiendo mi cuerpo mientras tomaba de nuevo el celular entre mis manos. Me dedicó una mirada cuestionante — ¿Acaso creíste que no te vi? Puedo oler esa esencia a prepotencia y acoso inminente que emanas a calles de distancia — le eché un vistazo, encontrándolo completamente incrédulo y divertido mientras mi dedo viajaba
* * * 14. JUEGOS PELIGROSOS * * *Dagger detuvo el auto en un campo vacío y olvidado, adentrándose en medio de largos pastizales que cubrían hasta la mitad de las ventanas.Apagó el motor junto a las luces y se apoyó en el espaldar de su silla para observarme.— Y bien...— comencé, encontrándonos apenas iluminados por la poca luz que una farola no muy lejana proporcionaba— ¿Me trajiste aquí para asesinarme con estilo?— ¿Con estilo?—cuestionó este levantando una ceja, a lo que me encogí de hombros.— Ya sabes, un taxi viejo, un campo olvidado, una chica sola, nadie lo suficientemente cerca como para escuchar sus gritos.Esbozó una sonrisa ladeada, mordiendo su pulgar ente sus dientes.— ¿Qué tipo de gritos?
Dos semanas atrás: Solo un beso. Uno sensual, de esos que te roban el aire y te calientan desde adentro. Un beso hambriento, desesperado. De aquellos que se saborean por completo mientras las manos degustan cada centímetro de tu cuerpo. Un gesto apasionado y animal, donde las lenguas se encuentran trazando su propio camino mientras los labios se devoran con ansias. Sí, de ese tipo de besos que debilitan las piernas y roban el aliento, de aquellos besos que deberían ser ilegales por lo adictivos que resultan. Por lo adictivos, lo peligrosos... y lo asesinos. Al chico que tenía frente a mí, extendiendo su mano para que la tomara, debía
Una tarde, llegó un correo de un remitente desconocido. Su contenido radicaba en una única pregunta: ¿Besar o matar? Una curiosa modificación del juego infantil que en aquel entonces, también nos permitía casarnos. Supongo que quien lo escribió no estaba dispuesto a planear una boda. Al comienzo, solo bastaba tomar una decisión para forjar el destino de alguna persona desconocida, alguien que ni siquiera estábamos seguros si existía. Era sencillo y, en un campus universitario, ayudaba a pasar el tiempo. La única regla hasta el momento, era guardar el secreto para quienes desconocían de su existencia. Durante dos semanas, llegó un correo diario sin falta. Tenía una foto y la misma pregunta. Una vez lo respondíamos, todo rastro de él desaparecía del buzón, como si jamá
Inhalé profundamente, fijando mi mirada en la suya de una manera amenazante y a la vez repleta de culpa. Una especie de mezcla entre "Lo lamento" y " no te atrevas a arruinar mi experiencia universitaria o te asesino" —literalmente —.Entonces, sonrió.Me dedicó una sonrisa de aquellas falsas y encantadoras que aparentan la realeza y los políticos al estar en público, pero que siempre contienen dobles intenciones.Tragué en seco y casi al tiempo, Hazel soltó un pequeño jadeo sorprendido que la hizo acercarse para susurrar en mi oído.— ¿Acabas de ver lo que yo?—¿Al demonio en persona sonriendo?— cuestioné de vuel
* * * 3. SOLO UNA LEYENDA * * *La tarde había caído y Hazel y yo volvíamos a los dormitorios con apenas unos pocos rayos de sol iluminando el cielo.Suspiré exhausta mientras le veía subir sobre una hilera de ladrillos que componían el lateral de una larga matera.— Hoy alguien intentó asesinarme— solté, provocando que uno de sus pies por poco resbalara, pero lograra mantener su equilibrio mientras volteaba para observarme.— ¿Asesinarte?— asentí— ¿Cómo?<