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CAPÍTULO 1.-tercer fragmento

—¿Por qué carajos tomas esa m****a para chicas?—dijo Alan entrando a mi despacho, mirando mi quinto Cosmopolitan.

—Sabes que me gustan todos los tragos que llevan vodka—me tomo el Cosmopolitan de un solo tiro, Alan levanta la ceja.

—Veo que tenías sed, puedo sentir tu inmenso dolor desde mi habitación—se sienta en frente mío—. ¿Cuándo carajos piensas solucionar lo tuyo con Rosali?, No es que me importe mucho su situación sentimental, pero esa chica llora más fuerte que Gabriela y Bael juntos, así que haz que se calle o bótala del palacio.

—No estoy para tus bromas Alan—Mande a Ulises por conexión mental para que me traiga otro Cosmopolitan y un whisky para Alan.

—Era una muy seria sugerencia, si no soportas ni verla recházala y mándala con su hermano—Ulises entro y dejo los tragos.

—Sabes que preferiría que me corten las dos piernas antes de rechazar a Rosali, es ella la que no me quiere ver ni hablar, me lo dejó bien en claro— dije tomándome el sexto trago.

—Ella sufre, tu sufres el quíntuple, mis oídos y mi paciencia sufren y todo porque la imbécil de tu mate te hace la ley del hielo, ¿estás de broma verdad?, ¡eres el maldito rey idiota! Tu palabra es ley y tu bienestar es clave para este reino, ¡ten sexo con ella y soluciona el maldito problema! —Alan tomó de su whisky.

—No es tan fácil, sabes que me cuesta expresar lo que realmente siento y no sé cómo hacerle entender que realmente estoy arrepentido.

—Si es cierto, sé que tus cualidades comunicativas son como los de un mono con atrofia cerebral, pero tienes que intentarlo, además imagínate que un día de estos la estúpida de tu mate se le olvide tomar las pócimas de Dylan, lo que no me sorprendería en lo absoluto, el olor en celo haría que cualquier lobo cerca...

M****a, no había pensado en eso.

—¿A dónde m****a vas? Que aún no termino de hablarte—Alan se enoja al verme salir de mi despacho.

—Voy a arreglar las cosas con Rosali.

***

Subía las escaleras con mucha flojera dirigiéndome a mi habitación, era viernes y al fin había terminado la semana, solo íbamos dos semanas en la prepa y ya tenía tareas por montón; gracias a dios que tenía a Dylan para ayudarme.

Entre a mi habitación y me lleve la sorpresa de mi vida

—¿Qué haces aquí?—mi corazón se aceleró emocionado, verlo es como una caricia del sol.

El alzó la mirada, se levantó de la cama y se acercó a mi.

Una lágrima traicionera se deslizó por mi mejilla. Él la limpió con delicadeza, después me beso delicadamente, sentir sus labios sobre los míos era como saborear los más delicioso del mundo, cerré los ojos y me deje llevar, toque su rostro y sentí la humedad de sus lágrimas

—Te extrañé tanto— abrí mis ojos y me topé con sus ojos verdes—, fui un imbécil, un tarado, un reverendo idiota y sé que no te merezco en lo absoluto, pero te suplico que me perdones—sonrió amargamente mientras lloraba—. Estoy hecho m****a sin ti y sé que merezco sufrir más pero ya no puedo, lo juro—se arrodillo—. Te ruego que me perdones, mi corazón está en tus manos.

Me arrodille junto a él, eso lo sorprendió mucho

—Eres un imbécil, un tarado, un reverendo idiota pero creo que exageras cuando dices que no me mereces , a veces siento que me pones en un pedestal, que si no me tienes tu vida se ira en picada y no te repondrás— el intento hablar pero lo interrumpí—. Me fui unas horas a pasear con mi hermano y te volviste loco, tu total dependencia a mí me aterra, me asusta demasiado porque yo también la siento , estas semanas sin ti han sido el infierno y no quiero pensar si algún día te pasa algo y no te vuelvo a ver.

—Eso no pasara—me sujetó el rostro.

—Tampoco quiero que me prometas cosas que no puedes cumplir, mira lo que les pasó a mis padres, Oliver claro que te perdono, pero quiero que me prometas algo...

—Lo que quieras—sus ojos irradiaban alegría.

—Espero que nunca pase, pero si algún día la vida me separa de tu lado te repondrás ¿está bien?

—¿Cómo me puedes pedir algo así?

—Entonces no te perdono—me levanté del suelo

—¡Está bien!—él también se levantó y me atrajo a él—. Te lo prometo.

Sonreí feliz y lo besé apasionadamente, sentí como en todo mi cuerpo recorría una oleada de calor y deseo, la necesidad carnal de nuestros cuerpos era muy notoria.

—Oliver—me separe un poco de él

—Lo siento— se apartó por completo de mi—. Sé que necesitas tu tiempo y...

—Quiero que lo hagamos—sé que mi rostro está como un tomate.

El tardo un rato en responder.

—¿Estás totalmente segura?

—Si—le dije mirando al suelo.

El sujeto mi rostro y lo levantó para mirarlo directamente.

—¿Realmente segura?

—Si— le dije con la poca voz que me quedaba.

Él sonrió y me cargo, escondí mi rostro en su cuello. Me acosté sobre la cama y empezó a desvestirse, lo miré maravillada y asustada; su cuerpo era hermoso y excitante, me avergonzaba como reaccionaba mi cuerpo al solo mirarlo. Después empezó a desnudarme lentamente, besando y acariciando cada parte de mi cuerpo, mis gemidos fueron creciendo, mi cuerpo temblaba y mi cabeza daba mis vueltas.

Se posicionó encima de mí, unió nuestras manos y me beso.

Separé mis piernas invitándolo a entrar, sentí como su miembro entraba lentamente en mí, el me beso ferozmente evitando un grito de parte mía, sujeto mi cadera con sus manos y volvió a embestirme con más fuerza. El dolor era fuerte y igual que el placer.

—¿Está bien? ¿Quieres parar?

—No Oliver, no pares.

Me volvió embestir lentamente, mientras mi cuerpo se acostumbra a él.

—Te amo—me dijo emocionado

—Yo también te amo—le sonreí.

Empezó a embestirme con más fuerza y rapidez, mis gemidos iban creciendo mientras me sujetaba de su espalda, sentía como una presión iba creciendo en mi vientre, como si necesitara soltar algo y él lo noto.

—Un poco más mi amor, soportarlo un poco más.

Sus embestidas empezaron acelerar más y lo hacía con más fuerza, sentía que me iba a romper

El grito y se detuvo, sentí como algo tibio se esparcía en mi interior, yo también explote y sentí por unos minutos que volaba.

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