—¿Por qué carajos tomas esa m****a para chicas?—dijo Alan entrando a mi despacho, mirando mi quinto Cosmopolitan.
—Sabes que me gustan todos los tragos que llevan vodka—me tomo el Cosmopolitan de un solo tiro, Alan levanta la ceja.
—Veo que tenías sed, puedo sentir tu inmenso dolor desde mi habitación—se sienta en frente mío—. ¿Cuándo carajos piensas solucionar lo tuyo con Rosali?, No es que me importe mucho su situación sentimental, pero esa chica llora más fuerte que Gabriela y Bael juntos, así que haz que se calle o bótala del palacio.
—No estoy para tus bromas Alan—Mande a Ulises por conexión mental para que me traiga otro Cosmopolitan y un whisky para Alan.
—Era una muy seria sugerencia, si no soportas ni verla recházala y mándala con su hermano—Ulises entro y dejo los tragos.
—Sabes que preferiría que me corten las dos piernas antes de rechazar a Rosali, es ella la que no me quiere ver ni hablar, me lo dejó bien en claro— dije tomándome el sexto trago.
—Ella sufre, tu sufres el quíntuple, mis oídos y mi paciencia sufren y todo porque la imbécil de tu mate te hace la ley del hielo, ¿estás de broma verdad?, ¡eres el maldito rey idiota! Tu palabra es ley y tu bienestar es clave para este reino, ¡ten sexo con ella y soluciona el maldito problema! —Alan tomó de su whisky.
—No es tan fácil, sabes que me cuesta expresar lo que realmente siento y no sé cómo hacerle entender que realmente estoy arrepentido.
—Si es cierto, sé que tus cualidades comunicativas son como los de un mono con atrofia cerebral, pero tienes que intentarlo, además imagínate que un día de estos la estúpida de tu mate se le olvide tomar las pócimas de Dylan, lo que no me sorprendería en lo absoluto, el olor en celo haría que cualquier lobo cerca...
M****a, no había pensado en eso.
—¿A dónde m****a vas? Que aún no termino de hablarte—Alan se enoja al verme salir de mi despacho.
—Voy a arreglar las cosas con Rosali.
***
Subía las escaleras con mucha flojera dirigiéndome a mi habitación, era viernes y al fin había terminado la semana, solo íbamos dos semanas en la prepa y ya tenía tareas por montón; gracias a dios que tenía a Dylan para ayudarme.
Entre a mi habitación y me lleve la sorpresa de mi vida
—¿Qué haces aquí?—mi corazón se aceleró emocionado, verlo es como una caricia del sol.
El alzó la mirada, se levantó de la cama y se acercó a mi.
Una lágrima traicionera se deslizó por mi mejilla. Él la limpió con delicadeza, después me beso delicadamente, sentir sus labios sobre los míos era como saborear los más delicioso del mundo, cerré los ojos y me deje llevar, toque su rostro y sentí la humedad de sus lágrimas
—Te extrañé tanto— abrí mis ojos y me topé con sus ojos verdes—, fui un imbécil, un tarado, un reverendo idiota y sé que no te merezco en lo absoluto, pero te suplico que me perdones—sonrió amargamente mientras lloraba—. Estoy hecho m****a sin ti y sé que merezco sufrir más pero ya no puedo, lo juro—se arrodillo—. Te ruego que me perdones, mi corazón está en tus manos.
Me arrodille junto a él, eso lo sorprendió mucho
—Eres un imbécil, un tarado, un reverendo idiota pero creo que exageras cuando dices que no me mereces , a veces siento que me pones en un pedestal, que si no me tienes tu vida se ira en picada y no te repondrás— el intento hablar pero lo interrumpí—. Me fui unas horas a pasear con mi hermano y te volviste loco, tu total dependencia a mí me aterra, me asusta demasiado porque yo también la siento , estas semanas sin ti han sido el infierno y no quiero pensar si algún día te pasa algo y no te vuelvo a ver.
—Eso no pasara—me sujetó el rostro.
—Tampoco quiero que me prometas cosas que no puedes cumplir, mira lo que les pasó a mis padres, Oliver claro que te perdono, pero quiero que me prometas algo...
—Lo que quieras—sus ojos irradiaban alegría.
—Espero que nunca pase, pero si algún día la vida me separa de tu lado te repondrás ¿está bien?
—¿Cómo me puedes pedir algo así?
—Entonces no te perdono—me levanté del suelo
—¡Está bien!—él también se levantó y me atrajo a él—. Te lo prometo.
Sonreí feliz y lo besé apasionadamente, sentí como en todo mi cuerpo recorría una oleada de calor y deseo, la necesidad carnal de nuestros cuerpos era muy notoria.
—Oliver—me separe un poco de él
—Lo siento— se apartó por completo de mi—. Sé que necesitas tu tiempo y...
—Quiero que lo hagamos—sé que mi rostro está como un tomate.
El tardo un rato en responder.
—¿Estás totalmente segura?
—Si—le dije mirando al suelo.
El sujeto mi rostro y lo levantó para mirarlo directamente.
—¿Realmente segura?
—Si— le dije con la poca voz que me quedaba.
Él sonrió y me cargo, escondí mi rostro en su cuello. Me acosté sobre la cama y empezó a desvestirse, lo miré maravillada y asustada; su cuerpo era hermoso y excitante, me avergonzaba como reaccionaba mi cuerpo al solo mirarlo. Después empezó a desnudarme lentamente, besando y acariciando cada parte de mi cuerpo, mis gemidos fueron creciendo, mi cuerpo temblaba y mi cabeza daba mis vueltas.
Se posicionó encima de mí, unió nuestras manos y me beso.
Separé mis piernas invitándolo a entrar, sentí como su miembro entraba lentamente en mí, el me beso ferozmente evitando un grito de parte mía, sujeto mi cadera con sus manos y volvió a embestirme con más fuerza. El dolor era fuerte y igual que el placer.
—¿Está bien? ¿Quieres parar?
—No Oliver, no pares.
Me volvió embestir lentamente, mientras mi cuerpo se acostumbra a él.
—Te amo—me dijo emocionado
—Yo también te amo—le sonreí.
Empezó a embestirme con más fuerza y rapidez, mis gemidos iban creciendo mientras me sujetaba de su espalda, sentía como una presión iba creciendo en mi vientre, como si necesitara soltar algo y él lo noto.
—Un poco más mi amor, soportarlo un poco más.
Sus embestidas empezaron acelerar más y lo hacía con más fuerza, sentía que me iba a romper
El grito y se detuvo, sentí como algo tibio se esparcía en mi interior, yo también explote y sentí por unos minutos que volaba.
—Los nombres de tu carrera me dan miedo.José miraba mi malla curricular.—Historia de la medicina, no suena tan mal— le reste importancia.—Pero ¿química integrada a la medicina?, ¿fisiopatología?, ¡Inmunología 1! Ay diosito, que fea es tu vida— Me entrega la hoja con la información.—Maldito, tu carrera suena fácil, lenguaje 1, matemática básica, bases legales, ¿desarrollo humano?; te odio— le entregue su malla curricular.—Te acompaño a tu aula, mi clase empieza en una hora todaví
El llanto de Gabriela y Bael hacían que el dolor de mi cabeza sea más fuerte.—Lucy, por favor cállalos—le dije intentando abrir los ojos.—¡Alan!—escuché varios gritos.—¿Qué pasó?—me levanté un poco de la cama.—¡Pensé que te perdería!—Lucy se lanzó sobre mí llorando y abrazándome.—Ni aunque quisieras cariño—le respondí el abrazo.Mis pequeños empezaron a reír contagiand
—¿Te han dicho que eres muy guapo?Jeremy calma, no le arranques el pito.José apoyaba sobre mi hombro con los ojos entrecerrados, por lo que acaba de decir sé que está muy borracho.—Si no hubiera apostado contigo para que te tomes esa jarra de cerveza, te mato. —Quite mi hombro y él cayó sobre el asiento, busque con los ojos a Lauren, se había ido al baño hace como media hora y no volvía.Me levanté del asiento y fui en su búsqueda, nos encontrábamos en una discoteca cerca de la universidad; decidimos salir a divertirnos para festejar nuestro primer mes de universit
—¡¿Que Lauren que?!José quedó espantado después que le contara todo lo que pasó ayer, se llevó las manos a la cara y se levantó de la cama.—Esta es la última vez que tomo— caminaba por todo el cuarto y después me dirigió la mirada—. ¿Ya despertó?—Aún no, sigue en su habitación, ¡Le dije que se quedara quieta! Pero me desobedeció y me siguió.Estamos totalmente jodidos, pienso mirando a Jose.— ¿Y me dejó solo en el auto?, ¡Me pudieron vi
Matt golpeaba a Jaime sin piedad en el piso mientras yo intentaba separarlo pero Matt estaba muy enloquecido, decidí lanzarle un hechizo que hizo que saliera volando hacia la pared; rápidamente se levantó; estaba a punto de transformarse pero antes de eso le volví a lanzar un hechizo y le lance otro y otro y otro, hasta que vi como estaba tan lastimado que iba a desmayarse. Justo en ese maldito momento, Johnny baja las escaleras, Matt lo ve y después me mira, pude su dolor antes de caer al piso inconsciente.Me deslice por la pared llorando intensamente, esto había escapado totalmente de mis manos; Jaime estaba en el piso inconsciente y totalmente herido, Matt lo había golpeado hasta casi desfigurarlo.Johnny llega a mi lado cojeando, me abraza y me pregunta qué ha pasado.—Vete— le digo rápidamente—. Ve a un hotel de la ciudad o a la casa de alguien de la escuela.
—No te muevas mi niño hermoso—mi pequeño Bael movía sus piececitos impidiendo que Lucy le pusiera su media—. Bael por favor.—¿Todavía no lo vistes? – Alan entra a la habitación con Gabriela en manos—yo ya vestí a Gabi.—Es porque eres su favorito, a mí no me deja ni ponerle el pañal—Lucy se entristece viendo a el pequeño Bael.—¿Soy tu favorito Gabi?—Gabriela le da una sonrisa inocente y hermosa, la cara de Alan se ilumina.—Tu eres la mujer más importante en mi vida—le dice Alan babeando por su hija.
Los aullidos de Alan y Lucy hicieron que todos se levantaran y aplaudieran. Se habían ido los dos solos hacia el bosque para la primera transformación de Lucy. Todos reían y festejaban, varios líderes de grandes manadas más cercanos a la familia real también se encontraban ahí.Jaime observaba a todos desde su mesa con una copa de champán en su mano. Los estudiaba con la mirada trazando en su mente las intenciones de cada persona en esa noche. Buscando alguna mirada peligrosa, alguna señal de nerviosismo o una señal que active su desconfianza. Su celular vibró en su bolsillo, al leer el mensaje él se levantó de su mesa con las mejores de sus sonrisas y salió de ese lugar inadvertido.Se subió a su auto y le pidió
Los 5 mejores amigos de toda la vida, se encontraban sentados en la sala de la casa de los Green. El día anterior Ruth había llegado y todos estaban sumamente nerviosos. Alan estaba preocupado de que a Alex le afectará la cercanía de ella. Desde que intentó acabar con su vida, Alan se la pasaba muy preocupado por su hermano, al punto de mandarlo a seguir y saber qué hace todo el tiempo.—Deja de caminar de un lado a otro— le dijo Alan a Alex—. Le vas a hacer un hueco al maldito piso.—El día de ayer sentí mucho dolor—hablo Alex sentándose—. Seguro tuvo una contracción tan fuerte que hasta yo lo sentí.—¿