CAPITULO 7

Capítulo 7

Laura

 – se ve que se la paso muy bien con Alessandro – pregunta el señor Di Francesco.

 – Si me cayó bien, es muy agradable –

A diferencia de ti. Le apesto mentalmente

 – pues yo no diría lo mismo –

Por favor Damiano a ti te cae mal todo el puñetero mundo. Sigo gritándole mentalmente

– Pues a mí me agrada – me encojo de hombros

– bien si usted lo dice, está bien.

– Por cierto, necesito que me dé la factura del vestido y los zapatos quiero pagárselos – le pagare su vestido.

El carro paro de golpe. Gracias a Dios tengo el cinturón puesto. Si no hubiera salido disparada del asiento

– Pero bueno y a usted que le pasa – le grito mientras me reviso a ver si estoy completa

– no. Que le pasa a usted – me grita de igual forma. Vaya ahora me grita. También me paga por eso.

 – ni con cinco años de trabajo me paga ese vestido y esos zapatos, así que deje de querer ser la chica buena. Que no acepta regalos caros porque daña el buen concepto que tiene de ella misma diciendo “eso no estaría bien y no debería aceptarlo “–

Ay Dios juro que esta vez sí voy a matarlo

– no. que le pasa a usted porque la verdad no lo entiendo. Cree que porque tiene dinero o porque tuvo la suerte de nacer en unas mejores familias de Italia puede andar por ahí, Gritando y humillando A las personas. Con sus lujos y cosas extravagantes. Echándoles en cara que ni con cinco años de trabajo podrían pagarlo. Porque créame. Dudo mucho que con su fortuna y sus cosas caras pueda. Comprar amor real. O la verdadera felicidad. O quizás evitar la muerte. O ser al menos un poco más educado y menos un patán engreído pretencioso y orgulloso de mierda –

<<no llores…no llores>>

 – yo no quería ofenderla. Solo es mi forma de pedir disculpa por mi comportamiento.

– Valla forma de pedir disculpa. El dinero no lo arregla todo ¿Qué pasa si me ofende otra vez? Que hará para disculparse. Regalarme una fortuna. O una isla para mí sola. La mejor forma de disculparse es cambiando su forma de ser. Su orgullosa y prepotente actitud piense en eso. A la hora de disculparse. Al menos conmigo –

Me miro como si le hubiera ofendido. O le hubiera dicho una cosa de otro mundo. Solo dije la verdad. Mi verdad. La verdad que alguno a querido decirle alguna vez y se la aguanta por ser él quien es.

Damiano.

Ella tiene razón. Mi dinero no pudo detener lo que me ha pasado. O lo que le he hecho a los demás y a ella.

Yo y mi estúpida forma de ser acabaron con. Ella. Y con muchas personas más. Nunca nadie me había hablado como ella.

Cuando llegamos a la puerta del apartamento veo que pone la mano en su espalda diciendo.

 – me voy a arrepentir de lo que voy a hacer toda mi vida. Me voy arrepentir, pero no llevare algo que me recuerde. Lo horrible que fue esta noche y su pésima actitud –

Se quitó el vestido. Y se tapó con las manos. No lleva sujetador. Solo unas bragas de encaje negro. Le di una vista rápida. También se quitó los zapatos.

 – tapase los ojos. Ni se le ocurra ver. Es mi primera vez desnuda delante de otra persona y nunca pensé que fuera así. Y me voy a odiar siempre por esto, pero sí, mi dignidad no me permite aceptar regalos de gente que no se merece que yo los acepte. Y ni se le ocurra ver hasta que esté dentro de la casa buenas noches señor.

Me tape los ojos a toda prisa. Y no quite la mano de mis ojos. Hasta que escuche la puerta cerrarse.

No vi nada tenía miedo de que me lanzara un tacón en el ojo. Pero ella. Es impresionante. El carácter de esa mujer es decidido. Y valla que muy decidida cuando abrí los ojos quería tocar la puerta, pero no me arriesgue.

Sí otra mujer hubiera hecho no me hubiera importado en mirarla y de hecho la hubiera tomado y pegado a la pared. La hubiera follado. Y le hubiera enseñado quien manda.

Pero la señorita Laura era diferente no es de esas mujeres. Ella no es como las otras. Es de las que hay que amarlas y besar cada parte del cuerpo. Sin que quede un espacio sin explorar. Sin haber besado y acariciado.

<< Aunque no estaría mal también pegarla de la pared y enseñarle quien manda>>

Laura

 – Por Dios Laura así de bien te fue con mi primo. Hasta sin ropa te dejo. Que le paso a mi amiga. Porque estoy segura que esta no es – me dijo Fiorela con una sonrisa pícara y triunfante es su cara

Entonces sin más ni menos comencé a llorar como una niña. Estoy destrozada. Creí que le caía bien. Incluso trate de ser amable con él. Pero es imposible es un cretino y un idiota. Maldito troglodita

 – no pasó nada Fiorela. Me quite el vestido y los zapatos en la entrada del apartamento. Y se los entregue. Me pelee con tu primo porque ya no lo soporto y tampoco soporte llevar algo que me haya dado el – me tire hacia ella y la abrace

 – Voy a matar a ese gran hijo de perra – me dice mientras acaricia i espalda desnuda – qué es lo que se cree. No sabe lo difícil que te es encajar con la gente no sabe por lo que has pasado ¡maldición! – Exclama – ¿qué es lo que le pasa? ven vamos a que te vistas y ya deja de llorar por ese patán

– No estoy llorando por el…. estoy llorando por mí y mi patética forma de llorar por lo que él hace y como lo hace. Es eso lo que me hace llorar –

<<Solo quiero dejar de pensar en él y dejar de llorar y olvidar esta patética noche de una vez>>

Fiorela me dejo en mi cuarto y mientras yo lloraba la escuchaba gritar por teléfono en italiano a alguien. Damiano. Me imagino

– qual è il tuo problema perché la tratti così –

– Non me ne frega niente delle tue scuse, non le conosci un po 'e non sai cosa è successo a loro, tanto meno quanto costa trattare con le persone e entrare in empatia e inizi a pensare perché sono il loro unico amico –

<< Por favor que no le diga nada que no hable de más >>

– bene spero che ti sia chiaro per te Damiano non voglio spezzarti la faccia se la fai piangere di nuevo –

Colgó la llamada y entro al cuarto y se metió conmigo en la cama

 – voy a dormir contigo ya le dejé claro al hijo de perra de mi primo que si te hace llorar otra vez lo mato

 –  si escuche ¿qué haría yo sin ti Fiorela? –  dije dándole espacio en la cama y muerta en llanto

 – posiblemente ese idiota te hubiera hecho algo más. Y ya deja de llorar

 – Te quiero Fiorela – y así me quede dormida.

Me despierto. Con la alarma. Fiorela como siempre sigue dormida. Pareciera que la que hubiera llorado casi toda la noche. Fue ella. Está totalmente rendida. Ella entra hoy tarde a la universidad. Salgo a la cocina. Veo mi horario que está pegado en la nevera. Y me doy cuenta. Que hoy no tengo clases.

– perfecto todo el día con el señor Damiano –

 Tomo un café con leche y me prepare un sándwich y organizo mi día

Primero voy arreglarme. No puedo presentarme con esta cara. No voy a darle el gusto de verme así. Además, él no me vio llorar Fiorela le dijo, pero él no me vio.

Segundo me voy a ir temprano para aprovechar y pasar a comprar unos cuadros para mi oficina. Imprimir unas fotos de mi familia. De Fiorela y yo juntas. Y unas de mi casa y mi país. Comprar unos marcos para ponerlas. Y unas flores. NO SE ME PUEDEN OLVIDAR LAS FLORES.

Me doy una ducha. Y cuando salgo. Fiorela ya está despierta.

 – ¿todo bien? – pregunta con una gran taza de café en su mano

Asiento sin decir nada más. La verdad es que me siento bien. Pero no tengo ganas de hablar. Todavía me siento. Patética. De verdad creí. Que siendo amable con él y entablando una conversación. Podría mejorar nuestra relación. Claro laboral.

camino hasta mi cuarto. Tomo un vestido negro ceñido al cuerpo. Unas medias negras. un sujetador negro al igual que mis bragas. Unos tacones de aguja negros mi faja. El vestido es ceñido. Lo que menos quiero es mi barriga asomándose a saludar. me rice el cabello y me maquillo poco. Como todos los días. Tomo un bolso negro. y coloco todo lo que necesito. me pongo perfume y mi abrigo de botones negro.

 – vaya no es mucho negro – dice Fiorela. Mientras se mete a la boca una dona

– vamos sabes que amo este color – dije dándole un beso y un abrazo de despedida.

De camino al trabajo. Compro todas las cosas. Por suerte me dio tiempo. y cuando llegue al trabajo. Pedí que Damiano todavía no hubiera llegado. Llego a la oficina pido a la secretaria las citas y pautas. y no me dijo si Damiano había o no llegado entro y no hay nadie.

– mierda las flores – se me olvidaron las flores. Era lo más importante.

Entro a mi oficina y dejo las cosas en un pequeño sillón. Que hay junto al perchero cuelgo mi abrigo. y dejo mi bolso en uno de los estantes. Yo no había notado nada estaba concentrada en dejar todo listo antes de que llegara mi jefe. me doy vuelta y esta. El. Con un gran ramo de rosas amarillas. Al verlo casi me da un infarto del susto

 – por Dios señor no le enseñaron a anunciarse o que la privacidad existe o no déjeme contestar por usted. Obviamente. No – le digo. Mientras me pongo la mano en el pecho. Para calmar el susto.

– sí. Si me enseñaron señorita. Solo que quería sorprenderla. Le dije a mi secretaria que no le dijera nada sobre si había llegado

 – valla que me sorprendió… y usted hablando con la secretaria me sorprende más pero bueno al punto que quiere

 – hablar ¿podemos? – me pregunta. Mientras me mira directamente a los ojos. Sus ojos son velantes e intensos. Y la forma en que me mira. Me pone nerviosa.

 – ¡mas! no le bastó anoche – 

– Lo de anoche no fue hablar Laura – su manera de pronunciar mi nombre. Es toda una obra de arte. Jamás me había llamado así 

 – bien… con que ahora nos llamamos por nuestros nombres de pila pues bien Damiano ¿de quieres hablar? – le digo con tanta osadía que hasta yo misma me sorprendo. Tratando de disimular. Lo alterada que me pone. Y espero estar haciéndolo bien.

– primero que todo. Te traje esto

 – gracias son muy bonita iba a comprar, pero se ha olvidado – son rosas amarillas y amo las flores amarillas – diablos como sabe que amo las rosas amarillas – pienso en voz alta.

– por fin hice algo bien – me dice. Como si todo lo que hiciera estuviera mal.

– digamos que si… ahora bien. Hablemos mientras organizó unas coas espero no le moleste – esta vez las reglas las pongo yo. Damiano. Será como yo quiera.

– no en lo absoluto, Laura…. yo de verdad siento mucho lo de anoche. Lamento como me comporte. Solo que me molesto el idiota de Alessandro. Y usted lo completo queriendo pagarme el vestido. Nunca ninguna mujer o mejor dicho nadie me había hablado como usted lo hizo anoche –

 Pero. ¿Qué es lo que dice?... le molesto Alessandro… Uau. ¿Pero que le molesto? Que haya estado casi toda con Alessandro. O que. Simplemente no haya hecho bien mi trabajo. Como su asistente. Maldita sea. Este hombre me confunde toda 

– yo lamento haberle gritado… y haberme quitado la ropa, pero me sentía indignada por su forma de ser. Y estaba muy molesta de verdad lo siento –

Sinceridad ante todo Laura… sinceridad

 – No, yo la entiendo – dice dedicándome una sonrisa alentadora. Por lo colorada que me pongo al recordar lo que hice anoche.

 – nadie en la vida le había hablado así y mucho menos una mujer es porque son de esas que con un abrigo caro. Puede usted silenciarlas. Y como a títeres manejarlas – le decía mientras colocaba las fotos en los marcos

 – puede que tenga razón nunca antes había llevado a una mujer a un evento

 – Si el señor Alessandro me dijo – mierda Laura. Ya cállate la boca. Porque nombre a Alessandro. Por lo visto a Damiano no le cae muy bien.

– sí muy atento Alessandro – me dice. Y noto en su voz una pisca de repudio y fastidio al pronunciar su nombre  – ahora bien, que son esas fotos –

¿Me está preguntando por mis fotos?… no creí que pudiera interesarles. O simplemente está cambiando de tema. Ante mi imprudencia al nombrar a Alessandro.

 – son mi familia. Mi casa. Mi país. Y Fiorela y yo. Sentí que le faltaba algo mío a este lugar. Espero no le moleste –

 Le digo con algo de melancolía. Los extraño a todos. Y en especial a mi padre.

 – No, está bien – dice moviendo las manos. Para me no me preocupe

– muchas gracias por las flores son mis favoritas –

– Puedo preguntarle algo – me dice más serio

– si –

 Frunce en entrecejo. Cuando está molesto. O concentrado. Pero no sé cómo está ahora. Si molesto… o simplemente se está concentrando en la pregunta que va a hacerme.

– ¿Por qué mi prima me dijo que apenas podía empatizar con la gente?– me dice como si no lo pudiera entender

– ejem… bien no es un tema del que guste hablar tal vez más adelante pueda responder eso

– está bien. Si no quiere hablarlo conmigo entenderé – dice tajantemente. Parece molesto.

– no es que, no quiero hablarlo con usted. De hecho, no quiero hablarlo con nadie – entiendo. Hay cosas que no podemos contar o simplemente queremos guardarlas para nosotros… mejor hábleme de usted quiero. Saber cómo termino aquí. Al otro lado del mundo –

 ¿Quiere saber de mi vida?  Esto sí que es perturbador. ¿Pero qué quiere que le cuente?

– no fue fácil… siempre quise ser abogada. Me esforcé mucho. Cuando terminé el colegio. Hice varios cursos como italiano e inglés. Hasta que cumplí 20 y decidí enviar la solicitud a la universidad. Fiorela influyo mucho. Me apoyo. Me ayudo a convencer a mis padres. Y bueno aquí estoy – rápido. Preciso y no muy explicito

– bien hábleme de su familia –

¿Qué? Ahora de mi familia….

– tengo dos hermanos esteban y Paula. A otra también mayor que yo. Anarella. Mis padres somos muy unidos. Y los extraño más que a nada… y usted hábleme de usted – quiero también saber cosas de él.

– pues bien, yo no siempre supe que quería ser abogado, después de terminar la escuela lo decidí y a mi familia ya la conoce. Ahora cuénteme que le gusta hacer –

Suelto un bufido. No soy la reina de los pasatiempos.

 – que es esto un interrogatorio. O algún tipo de inquisición a la que estoy siendo sometido –

Esta acaso entrevistándome. Para saber si puedo o no seguir con el trabajo… porque si es así. Tengo que hacerlo bien no quiero correr el riesgo a no cubrir sus altas expectativas

 – Perdón no quería ser importuno – se disculpa.

 – ¡no!...está bien solo jugaba. Me gusta bañarme en la lluvia. Comer chocolate en todas las formas posibles. También amo el maracuyá y bailar, aunque nunca lo había hecho acompañada hasta hace poco – digo acordándome de nuestro baile en la sala de mi departamento y me ruborizo un poco – bien creo que eso es todo y usted que le gusta hacer

– bañarse en la lluvia. Nunca había escuchado de un pasatiempo tan peculiar. A mí me gusta el futbol. Viajar.  Leer me encanta. Y bailar porque no – dice sonriéndome. Al parecer también recuerda nuestro baile

 –  también amo leer. Puedo preguntar algo

 – si adelante

 – pues… ¿Por qué? no toma

 –  al igual que usted es algo de lo que no quiero hablar

 – Tiene que ver con ella verdad a la que siempre nombra cuando dice que no quiere hacerme sufrir – QUE ENTROMETIDA LAURA. EL NO TE HA ATOSIGADO CUANDO DIJISTE QUE NO QUERIAS HABLARLO. Me grita mi mente.

 – la verdad yo… no hablo de eso. Discúlpeme –dice nuevamente serio.

 – no se preocupe está bien – le digo tratando de arreglar. Mi gran imprudencia. Al preguntarle eso.

Sin siquiera notarlo. Hablamos tanto. De todo. Resulta ser que mi feje. No es un completo idiota. Puede que a veces sí.

 – ¡por Dios señor! miré la hora. Por suerte no tenía citas. Hoy solo un par de llamadas

– ¿señor? creí que ya era Damiano, pero está bien. Por algo soy el dueño. Puedo llegar tarde ¿Quiere almorzar? –

 Esto es impresionante. El me está invitando a almorzar. ¿Qué rayos le paso a este hombre?

– no. yo compre mi almuerzo esta mañana. La verdad es que no quería toparme con usted. Así que mi plan era no salir de esta oficina hasta la hora de salida – le digo un poco apenada.

 – pues ese es el plan, solo que ahora estoy yo aquí –

 Que quiere decir con eso. ¿Se quedará conmigo aquí todo el día?

– un ligero cambio de planes – le digo alzando las cejas. Y soltando un bufido en forma de rendición.

Damiano saco su celular. y pidió comida; que llego en menos de veinte minutos

 – ¡esto es comida como para un batallón! ¿No cree? – pidió demasiada comida. Más de la que podría yo comerme. En todo el día

– no. es más que suficiente para los dos – dice con tono mandón

– Yo traje mi almuerzo – digo en un susurro.

Mi almuerzo es patético. Un sándwich. Con una ensalada de frutas. y jugo de maracuyá. Obviamente… amo esta fruta

– por favor. No pensara almorzar eso ¿verdad? – dice mientras mira a mi almuerzo. Con recelo

– pues si – digo. Mirándolo algo alterada

– No empecemos por favor – apesta

– ¡pues no me mande! venga tengo unos cubiertos y platos aquí

– Cómo es que tiene de todo en su oficina – parece sorprendido. ¿Yo lo he sorprendido? Uau…

– no tengo de todo, solo lo necesario. En mi país dicen. Mujer precavida vale por dos –

 Almorzamos y pasamos parte de la tarde juntos.

– pues bien, señor la plática estuvo increíble, pero usted tiene una cita dentro de 5 minutos y yo voy a aprovechar su cita para sacar los apuntes para mi primer parcial

– Me está echando señorita Laura – dice fingiendo estar ofendido

– No señor Damiano. No podría echarlo de su propia empresa. Aunque quisiera. Solo hago bien mi trabajo de asistente personal y a la misma vez el de estudiante –

Tome el teléfono y llame a Mely la secretaria y dije

 Hola Mely ya está la cita del señor Di Francesco

 Si ya está aquí señorita

 Pues bien hazla pasar por favor

Está bien señorita

– bien señor su cita le espera

– pues bien, señorita Laura logro deshacerse de mi

– Pues eso creo señor Damiano –

El resto de la jornada no supe nada de Damiano así que a la hora de salida tome mis flores y mi bolsa y Salí ya Damiano no estaba en la oficina me despedí de Mely como siempre y subí al ascensor llegue a la planta de abajo y camine a casa. No tuve problema por mi gran arreglo de rosas solo las miradas de la gente

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo