"Samantha"Desperté abrazada a ese hombre hermoso que estaba haciendo sangrar mi corazón. Pero allí, en esa cama, con su cuerpo junto al mío y su aroma impregnado en mí, lo único que podía pensar era en cuánto lo deseaba.Cuando dijo que era mío, por un segundo me aferré a sus palabras y deseé que fueran sinceras. Por un momento me dejé llevar por la ilusión que me daba.Quería sentirlo una vez más, quería tener esa despedida de su cuerpo. Sin pensar me desnudé y me conecté físicamente a él, y lo que sentí allí, montada sobre él, escapó totalmente de mi control. Quería sentirlo y quería que hiciera vibrar mi cuerpo, quería que me devorara como ya lo había hecho tantas veces, voraz, sin control, sediento.Pero no estaba preparada para aquello. Él se negó a follarme y realmente hizo el amor conmigo, lento y apasionado, me hizo tocar las estrellas en plena mañana soleada. Y eso me quebró de una manera que ni siquiera puedo explicar, solo sé que no tiene arreglo.Mientras me poseía me
"Heitor"Estaba parado en la puerta del apartamento de Samantha mirando a la mujer más hermosa del mundo que estaba frente a mí usando nada más que una camisetita blanca pegada al cuerpo y una tanga del mismo color. Era imposible no desearla.—Heitor, acabo de despertar con la llamada de Melissa, luego tú me llamaste, olvidé que no estaba vestida. Pero ya has visto todo lo que hay aquí. Así que entra, ponte cómodo que voy a arreglarme. —Habló algo avergonzada.Samantha me dio la espalda para salir y no pude contenerme, entré, cerré la puerta y la jalé a mis brazos, pegando nuestras bocas en un beso caliente, húmedo y lleno de deseo. Cuando nos separamos para respirar le sonreí.—¡Buenos días, mi diosa! ¡Estás hermosa!La solté y ella caminó medio tambaleante por el pasillo, dejándome atrás con una sonrisa de oreja a oreja. La besé y no me rechazó, me correspondió. Fui a la cocina y preparé un café para ella. Café negro, tostadas y mermelada. Le encantaba eso por la mañana.Media
"Samantha"Salí del edificio de Catarina y Miguel me estaba esperando fuera del auto, caminó hacia mí y me dio un beso en la mejilla.—Samantha, ¡eres un alivio para los ojos! —Miguel habló muy animado.Miguel era un hombre muy guapo. No era tan alto como Heitor, pero era más alto que yo. Tenía el cabello negro ondulado a la altura de los hombros, la piel de un tono moreno claro, casi como si estuviera bien bronceado, ojos negros y risueños y una barba espesa enmarcando una sonrisa de dientes muy blancos y perfectos.—Siempre eres muy amable, Miguel. —Entré en el auto y él cerró la puerta.—Entonces, mi reina, voy a llevarte a un lugar más alejado de la ciudad, pero te va a encantar. Es una hacienda que tiene un restaurante abierto al público. ¿Puede ser? —Miguel preguntó lleno de expectativa.—¡Me gusta! Sí puede ser. —Respondí sintiendo una ligereza que no sentía desde hace muchos días.Mientras conducía íbamos conversando sobre cosas simples, Miguel hacía muchas bromas y mant
"Heitor"Salí de la casa de Alessandro y fui a casa de Hebe, pero todo lo que podía pensar era en Samantha con Miguel. Ya me estaba volviendo loco. Cuando llegué, mi hermana vino a abrazarme y era evidente lo dolida que estaba con Reinaldo, esta vez abrió los ojos, lástima que tuvo que ser tan doloroso para ella.Comenzamos a hablar y fui contándole todo lo que había descubierto en el Club Social, de los acosos, posibles denuncias que Reinaldo enfrentaría, de lo que le hizo a Samantha, de lo que yo le hice a Samantha y que Reinaldo estaba rondando a Samantha.Al final, estaba acostado en el sofá de mi hermana, con la cabeza en su regazo, llorando como un bebé y arrepintiéndome de ser un idiota impulsivo que actúa primero y piensa después. Mi hermana me aconsejó luchar por Samantha, implorar su perdón y que no perdiera tiempo. Hasta mi cuñado, que generalmente solo escucha, esta vez me llamó la atención y me dio consejos.Pero Enzo fue otra cosa. Él adora a Samantha y si pudiera me
"Samantha"Mi corazón estaba roto en millones de pedazos. No fue solo una traición, fueron varias. Y fue más, él no confió en mí. Prefirió creer en una mentira que venir a hablar conmigo. Ni siquiera tuvo el valor para terminar conmigo, simplemente estuvo con otra y me dejó de lado. ¡Eso no se hace!Cuando cerré la puerta, me deslicé por ella y me senté allí en el suelo y lloré fuerte con el rostro en mis manos. Perdí la noción del tiempo, no sé por cuánto tiempo estuve allí en el suelo llorando, pero parecía que mis lágrimas no tenían fin, como si las compuertas de una represa hubieran sido abiertas y no pudieran cerrarse más y el dolor me iba inundando.Sollozaba, sentía un dolor punzante en mi pecho, estaba comenzando a tener dificultad para respirar y no podía parar de llorar. El timbre de mi apartamento sonó y no me levanté para mirar, sonó de nuevo y permanecí estática, solo llorando y sintiendo dolor. Hasta que oí una voz llamar y amenazar con llamar a los bomberos para que d
"Heitor"Salí de casa de Samantha sabiendo que ella necesitaba a sus amigas y que no las llamaría. Entonces llamé a Melissa y le conté todo, ni siquiera tuve que pedírselo, Melissa garantizó que activaría a las chicas e irían todas allá. Pero antes me hizo un buen sermón, enfatizando lo idiota y descuidado que soy. No escuchaba esa palabra desde hace años, pero fue exactamente lo que dijo y tenía razón.Mis miedos, inseguridades y toda la porquería que mi padre representa en mi vida me habían arruinado. Había una gran posibilidad de que Samantha nunca me perdonara. Pero tenía que seguir intentándolo.No pasó mucho tiempo y Patricio, Nando y Rick invadieron mi casa. Contaron que las chicas pasarían la noche con Samantha y así como ella necesitaba a sus amigas, ellos también estaban allí para apoyarme y traerme de vuelta a la realidad. Conversamos y nos emborrachamos.Cuando conseguí llegar a la oficina al día siguiente ya pasaban las diez de la mañana y la resaca me estaba matando.
"Heitor"Necesitaba aliados, pero no sabía a quién recurrir, sin embargo, cuando vi a Enzo allí en plena charla con Melissa tuve una idea. Iba a mimar a mi sobrino y convencerlo de que me ayudara. Ese era el plan. Y como era un charlatán, me contaría todo lo que supiera y por lo visto sabía muchas cosas.—Enzo, ¿vas a almorzar conmigo? —Le pregunté a mi sobrino que sonrió.—Seguro que sí. —Enzo respondió.—Excelente, entonces vamos. —Lo invité.—Estés en la oficina a las dos, Martínez. ¡No estoy obligada a esperarte! —Melissa advirtió.—Está bien, Melissa. —Salí pateando el aire como un adolescente malhumorado.A Enzo le encantaba el filete con papas fritas, así que lo llevé al restaurante que servía los mejores cortes de carne de la ciudad.—¡Tío, hoy la rompiste! Me encanta este lugar. —Enzo habló todo entusiasmado.—Qué bueno, sé que te gusta el filete con papas fritas, por eso te traje aquí. —Dije sonriéndole.—¿Esto es porque soy tu sobrino preferido o porque quieres ped
"Heitor"Volví a la oficina y mandé a Enzo al centro comercial con mi tarjeta, para que comprara todo lo que necesitaba y el regalito para mi sobrina. Me arrepentiría de entregarle mi tarjeta después, pero necesitaba la ayuda del chico.A las cuatro y media le dije a Melissa que tenía mucho dolor de cabeza y le supliqué que me dejara ir a casa, y muy a regañadientes me liberó. Es hasta gracioso que yo, el dueño de la empresa, pida permiso para salir más temprano, pero no quería indisponerme con ella.Bajé corriendo y Enzo ya me esperaba con el chofer en la entrada del edificio, íbamos a buscar a Clarita al ballet. Cuando salió del estudio de danza ya me miró desconfiada al verme parado allí.—Tío, ¡no voy a hacer nada por ti! ¡Enzo siempre se mete en problemas por tu culpa! —La niña ya habló antes de saludarme. ¿Qué pasa con estos chicos de hoy?—Clarita, ¡tu tío solo tiene nostalgia! —Hablé con voz suave dándole un besito—. Y me enteré de que cierta niñita quería mucho una tablet