CAPÍTULO 28: Inquietud
"Alessandro"

No pude dormir, pasé la noche caminando por mi apartamento. A las cinco de la mañana bajé al gimnasio del edificio, necesitaba liberarme de tanta tensión. Pasé la hora siguiente pateando y golpeando un saco de arena. A las siete ya estaba en la empresa.

Aproveché para llamar a Alberto Alencar. Lo conocía y sabía que era el tipo de hombre que madrugaba y empezaba a trabajar muy temprano, así que no me importó la hora. Conversamos por un buen rato, le expliqué por encima lo que estaba pasando y que buscarlo fue sugerencia de Catarina. Se puso muy feliz al oír su nombre, dijo que ella fue un recurso valioso para él y que su perspicacia fue fundamental para encontrar pruebas.

Después de hablar con Alencar, recibí un mensaje de mi asistente preguntando si podría llegar tarde, pues tendría que esperar a la niñera, ya que su hijo no podría ir a la guardería. Respondí de inmediato:

"Catarina, quédense en casa con tu hijo hoy."

Rápidamente la pantalla del celular brilló con su
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