"Enzo"Mientras mi tío y yo esperábamos en el auto a que Clara hiciera la entrega a la tía Samantha, decidí llamar a Luna, la invité al cine y aceptó de inmediato. Entonces le dije que invitara a su hermana para ir con nosotros. La hermana de Luna tenía unos veintiún años y ya estaba en la facultad de odontología, era la persona más simpática del mundo y no se hacía la difícil porque fuera mayor. Y hoy la necesitaba. Luna dijo que vería si quería ir.Fue un golpe de suerte ver la notificación del mensaje de la tía Samantha en el celular de Melissa cuando había salido de la oficina, diciendo en qué cine y qué película iba a ver con ese tal Miguel.Tan pronto colgué el teléfono, Clara entró al auto y entregó la nota de la tía Samantha a mi tío Heitor.—El tío Alessandro, el tío Patricio y el tío Rick me vieron allá. Arregla que no le digan a mis padres y hazlo rápido, porque el tío Patricio es bocón igual que Enzo. —Clara habló de inmediato.—Te estás pasando, ¿eh, hermanita? —Me qu
"Samantha"Me pareció tan extraño encontrarme con Enzo allí en el centro comercial y viendo la misma película que nosotros. Si Heitor hubiera estado con él diría que era un montaje, pero Enzo estaba con su novia y la hermana de ella. Pero lo curioso es que la hermana de su novia conoce a Miguel y él casi tuvo un ataque cuando la vio. ¿En qué me estoy metiendo otra vez? Es mejor que me informe.Al final, me gustó pasar ese tiempo en grupo. Las chicas son muy simpáticas, Ivy es muy graciosa y muy comunicativa, así que no fue raro que yo estuviera allí con un tipo y el sobrino de mi ex novio. Pero algo estaba pasando.Enzo insistió con el material de matemáticas que le había ofrecido varios días atrás, cuando fuimos a tomar un café. Entonces Miguel se fue y los chicos subieron.—Enzo, aquí están los materiales. —Busqué los libros y guías en la habitación y se los entregué—. Ahora cuéntame, ¿qué coincidencia fue esa hoy?—¡Fue muy cool, ¿no, tía?! Encontrarnos así, de la nada. ¡Esto s
"Samantha"Volví a la oficina apresurada, cuando llegué el caos estaba armado. Rápidamente Rick me explicó que habían secuestrado a Pedro.—¡Catarina te necesita! —Rick dijo—. Heitor ya viene en camino con las chicas y Taís también ya está viniendo.—Excelente, Rick. ¿Y qué más puedo hacer? —Pregunté.—Las cosas aquí van a estar caóticas. Cuida de Catarina y libera toda la agenda de presidencia. Resuelve el máximo de cosas posible para que Alessandro y Patricio se ocupen de esta situación. Si necesitas ayuda, háblame. —Rick orientó y me senté para trabajar—. No tuviste tiempo de almorzar, ¿verdad?—No, Rick, pero después pido algo y como por aquí.—Hagamos algo mejor, vamos a organizar un brunch aquí, para que esté disponible todo el tiempo, así nadie deja de comer. —Rick dijo y me pareció una excelente idea.—Eso es bueno. ¿Qué quieres que haga? —Pregunté.—Llama al buffet y pídeles que organicen todo para en máximo una hora. —Rick dijo y volvió a la oficina de Alessandro.Re
"Heitor"Ni podía creerlo. Era la primera vez en muchos días que tenía alguna señal de que Samantha me perdonaría. Cuando entré en ese ascensor y abrí la tarjeta quise salir de allí y besarla, pero la puerta ya se estaba cerrando.Samantha había escrito "hazme creer", no necesitaba más para tener esperanza y saber que todavía tenía oportunidad de reconquistarla. Solo había tres palabras allí, pero decían mucho más de lo que parecía.Fui a una reunión que no había podido posponer y volví a la empresa de Mellendez lo más rápido que pude, pero antes pasé por el centro comercial y compré algunas cosas.En la confitería, pedí a la dependienta que ayudara a armar la caja. Colocó los doce botones de rosas rojas y entre los tallos puso la botella de licor de marula y alrededor de la botella colocó varios bombones de fresa. Cerró la caja y pasó artísticamente un lazo de cinta roja. Fijé sobre la tapa la tarjeta que decía "Haré lo que pueda para mostrarte que puedo ser el hombre de tu vida".
"Samantha"Heitor me jaló dentro de aquella casa y no podía creer lo que mis ojos veían. Era una casa hermosa y enorme, pero lo que tomó por sorpresa a mis ojos fue lo que había dentro. No había muebles, pero había una infinidad de rosas rojas, luces en forma de velas y globos de corazón en el techo.En el centro de la sala había alfombras peludas en tonos claros y muchos cojines coloridos, en tonos vibrantes y tamaños variados, y una mesa con fresas, bombones y un vino en hielo. Heitor repitió el gesto que tuvo en una de nuestras mejores noches. Era exagerado, cliché y dramático, pero esta vez había llevado las cosas a un nivel muy alto.—¿De quién es esta casa? —Me volví hacia él, todavía impresionada con todo aquello.—Es nuestra casa. —Heitor se acercó.—Creo que no entendí. —Estaba completamente perpleja con lo que veía, tanto que mi cerebro parecía inerte.—Sami, compré esta casa hace unos cinco años, antes de que murieran los padres de Alessandro. Mis amigos vivían aquí y
"Heitor"Samantha y yo permanecimos abrazados por mucho tiempo. Me perdí en recuerdos. Memorias que quería enterrar bien profundo y no quería compartir con nadie. Sentir que ella estaba allí, abrazándome, apoyándome, de cierta forma fue un bálsamo sobre toda esa herida abierta.Cuando nos soltamos la miré a los ojos, convencido de que si no era ella, no sería nadie más quien se quedara en mi vida, quien estuviera a mi lado, quien me ayudara a dejar todo el dolor causado por mi padre en el pasado.—Vuelve a mí, Sami, para siempre. —Pedí en un susurro.—Heitor... —Suspiró—. ¿Fuiste a esa hacienda con ella después de que los descubrí juntos?—Sí. —No quería hablar de esto, pero tenía que ser sincero con ella.—¿Y por qué fuiste?—Porque me envió un audio llorando, diciendo que su vida había terminado y quería morir y si no iba a encontrarla se suicidaría. Puedo mostrarte el mensaje.—No quiero ver. —Samantha se giró hacia adelante y cruzó los brazos, en una posición claramente def
"Samantha"Después de que Heitor se fue, me quedé acostada en mi cama pensando. Tal vez debería perdonarlo y no habría nada más simbólico que hacerlo en la boda de Catarina y Alessandro.Mi celular sonó en la mesita de noche. Lo tomé y me quedé en shock por lo que vi. Había llegado un mensaje de un número desconocido, cuando lo abrí era una foto de Heitor abrazado a esa puta. Llevaba la misma ropa con la que lo vi salir de mi casa, así que esa foto era de hoy. Miré atentamente y era en el estacionamiento del Club Social. ¡Qué rabia!¡Ese cretino me mintió! ¡Lo mataría! ¿Cómo pudo ser tan descarado? Pero ¿sabes qué? No iba a llorar más. ¡Estoy harta! Fui a la cocina y preparé un té. Después volví a la cama y dormí.Al día siguiente desperté muy temprano, me arreglé y tomé mis cosas, llamé un taxi y fui a casa de Catarina. Y, por supuesto, ¡apagué el celular! No pasó mucho tiempo antes de que sonara el celular de Melissa.—¿Qué pasa, prostituto? —Melissa contestó, era Heitor—. Sí, e
"Samantha"Doña Haydèe me miraba con esos mismos ojos verdes que tenían sus hijos. Pero ella transmitía una bondad que hasta me calmaba.—Ya sabes que mi ex marido vale menos que nada, ¿verdad? —Doña Haydèe comenzó.—Ay, doña Haydèe, ¿cómo una persona tan buena como usted vivió casada con ese cerdo tanto tiempo?—Ah, hija, eran otros tiempos. Mi matrimonio con Reinaldo fue un negocio. Yo era la única hija de un millonario machista, que pensó que casarme con el hijo de su mejor amigo era lo mejor. —Comenzó a contar—. Mi padre siempre supo del comportamiento liviano de Reinaldo conmigo, pero me decía que eso era cosa de hombres, me amenazaba que si lo dejaba no tendría apoyo, quedaría en la calle y perdería a mis hijos. Entonces lo soporté.—Hasta que él se fue con otra. —Completé.—¡Sí! A estas alturas, mi padre ya tenía Alzheimer y yo era la responsable legal por él y por toda su fortuna. Cuando mi padre enfermó, me negué a darle un poder a Reinaldo, asumí el control de toda la f