Estar instalado en otro país no fue lo que alguna vez se hubiese imaginado y más aún la ver las lágrimas de su hermano y de sus sobrinos al verlo partir de esa forma en la cual no fue la mejor de todas, sin contar que a pesar de todo estaba feliz por estar en ese lugar en el que tanto puso empeño para conseguir esa beca.
Ahora estaba en Italia para estudiar una carrera que nunca en su vida hubiese imaginado que estudiaría en algún momento. Administración de empresas, si, a todos les sorprendió que no estudiase música o artes, en verdad que era bueno componiendo canciones y sus cuadernos eran la misma imaginen de eso.
Ahora, meses después estar tratando de conseguir un buen empleo que se ajuste a su día a día, tenía que hacer en pocos días una pasantía en alguna empresa para que su nota en una de las materias subiera al máximo, y él estaba dispuesto a que eso se cumpla. Solo esperaba que el recorrido que tenía que hacer el día siguiente fuese de su agrado.
En ese tiempo había hecho una amiga confiable, a la cual le contó todo lo que había pasado cuando tenía doce años y el amor de su vida en ese entones se fue dejándolo solo, sin despedirse siquiera de él o de alguien cercano.
Osmilda u Osmi como le decía de cariño, esa una omega de gran carácter que no sé deja doblegar por nadie más que no fuese sus padres y eso pasaba cuando visitaba.
Ahora, se encontraban en el pasillo de la universidad caminando hacia su siguiente clase, por suerte de ambos estudiaban la misma carrera y tenían planes de hacer la pasantía donde trabajaba la pareja actual de Osmilda.
—No puedo creer que vayamos hacer un recorrido por la empresa de tu prometido — dijo Jacob, abriendo la puerta del salón de clases — Es increíble que al fin podamos estar juntos en algún proyecto.
— Si, lo sé — ella asintió, y le hizo una seña para que se sentaran en las últimas mesas — Él es el vicepresidente de la empresa y es el mejor amigo del dueño del lugar, por lo que no es bastante raro que nos convenga un puesto digno en ese lugar.
— Las ventajas de tener un novio millonario — hizo un puchero — Quiero un italiano así, no como estos estúpidos que sólo usan el idioma en mi para tener sexo — puso los ojos en blanco.
— Al menos ellos se te acercan para pedirte algo que no sea un lápiz y luego salen corriendo como alma que lleva el diablo — dejó caer los libros en la mesa — La última vez que alguien se me acercó, para mi desgracia William estaba cerca y golpeó al chico.
— Que mal — se sentó en la silla e hizo que Osmi acercara la suya — ¿No es un poco molesto que sea así?
— Sólo algunas veces — mordió su labio — No puedo dejar de pensar que sería de los dos si nunca nos hubiese encontrado en ese lugar no sé qué pasaría conmigo ahora.
— Al menos tienes a alguien que te quiere y que te cuida más que cualquier cosa en la vida.
— No tienes a nadie porque no quieres tenerlo — le recordó ella — Eres un omega demasiado hermoso, Jacob y a lo largo de los años has tenido muchos alfas y betas detrás de ti.
— No quiero ningún alfa conmigo — frunció los labios — Y tampoco betas u omegas en mi camino.
— Aun sigues esperando a Damon — Jacob se tensó — Lo siento, pero a veces pienso que es verdad que aún lo sigues esperando.
— Pasé los últimos ocho años de mi vida tratando de olvidar las cosas que me pasaron cuando tenía doce años y también del hijo de perra que me ilusionó porque sólo era un niño que no tenía idea de lo que estaba pasando.
— No hablemos de eso — tomó su mano — Tenemos tres días antes de que estos estúpidos nos tomen la delantera y consigan los cien puntos del trabajo.
— Puedes decirle a William que no deje a nadie entrar al trabajo — bromeó, y ella sonrió maliciosa — No lo vayas a tomar en serio, Osmilda.
—Tarde, ya lo hice — le sacó la lengua —Eres demasiado bueno para este mundo, Jacob, y eso me asusta.
— No soy tan bueno — hizo un puchero.
— No me digas, bebé Jacob — se pasó la lengua por los labios — ¿Has matado algún insecto de forma intencional porque te ha estado molestando? — él negó, y ella sonrió, con triunfo.
Él no pudo hacer nada porque en ese mismo instante llegó la maestra a dar la clase, la cual consistía en pedirle a los estudiantes no perder el tiempo para hacer el trabajo que les tocaba hacer.
No es que Jacob no tuviese uno que otro pretendiente ya sea alfa, beta u omega, era la pequeña joya de ese país. Las mujeres y hombres se les hacían baba al ver tanta perfección en una sola persona.
Pero, como había dicho Osmilda a él no le interesaba en lo absoluto nadie que no fuesen sus estudios y el poder trabajar en esa empresa en la cual también estaba el prometido de su mejor amiga, el cual solo había visto algunas veces cuando él iba por ella a su departamento.
Solo esperaba que el jefe de ese lugar no fuese un hijo de perra como lo eran los italianos con dinero, porque ya sería el colmo del colmo si se topaba con alguien que solo pensara en él y no en los demás, los cuales eran sus empleados.
El día se lo pasaron en broma y en más bromas, hasta que llegaron a una cafetería para tomar unas malteadas y olvidarse de las tareas por un rato. Aunque, Jacob no se lo permitió por mucho tiempo, ya que la obligó hacer la tarea con él.
— Necesito un novio con urgencia — murmuró Jacob, tomando su calculadora — Y que sea guapo, inteligente con las matemáticas y que sea un excelente cocinero.
— Y la comida no se queda — negó, divertida — Este tipo sí que está bueno…
— ¿Quién? — levantó la mirada.
— Él que te está mirando desde que llegamos — hizo un gesto hacia la ventana del otro lado de la cafetería — Yo digo que ya tiene parada, oxigenado.
— No soy oxigenado — tocó su cabello.
— No eres un rubio de nacimiento — le recordó — Tu cabello es negro, nunca te he visto desde que estas aquí Italia que tu cabello rubio y solo rubio, y eso no me gusta y lo sabes.
—No me digas — le sacó la lengua — No me volverás a ver con mi cabello negro nunca jamás. Me tiño el cabello desde los trece y así se quedara por un largo rato.
— Tal parece que intentas olvidar o tapar algo de tu pasado — tomó la calculadora — Damon puede estar en cualquier parte del mundo con alguien más y tú sólo estas esperando a tu alma gemela en alguien que ya debió encontrar la suya.
— Damon no es mi alma gemela — dijo, triste — Si en verdad lo fuese estaría conmigo ahora explicándome porque me abandonó hace ocho años.
— Quizás Damon se fue por algo o porque te estaba protegiendo — tomó de su bebida — Pensé que me habías dicho que tu hermano estaba compartiendo su vida con un alfa mafioso en estados unidos y que los padres de Damon era mafiosos también.
—Tienes razón en eso — mordió su tostada — Pero eso no le da el derecho a ese arrogante culo sexy italiano de abandonarme como lo hizo.
— ¿Lo perdonaría si vuelve?
— No — negó, rápidamente — No se la dejaría tan fácil y dudo que diga algo que me convenza de lo contrario.
— ¿Lo golpearías si lo vez ahora mismo?
— Lo golpearía y después lo besaría, y después lo dejó botado como él lo hizo conmigo.
— Ese es mi chico.
En uno de los rascacielos de Milán, la ciudad de la moda y de las pasarelas estaba Damon Hilton, mirando por el gran ventanal los demás rascacielos de menos tamaño con la mirada perdida, en verdad que ese día se sentía nostálgico por no saber qué hacer con sus pensamientos que cada vez lo traicionaban.
Ese día era especial en su calendario, ese día en específico fue en el que abandonó al amor de su vida sin una despedida o al menos alguna carta. Solo se fue, y eso fue todo. Se dio la vuelta cuando su mejor entró con unas carpetas en las manos y las dejó caer en la mesa.
— No puedo creer todo el trabajo que tenemos en estos días — bufó, y se dejó caer en la silla del otro lado del escritorio — Todos los años en esta misma fecha te paras en frente de ese ventanal, ¿Aun te duele el que él no esté contigo?
— Así es — se pasó la lengua por los labios y se sentó en su silla — Hace ocho años que no sé nada de él.
— Y aun sigues siendo virgen — se burló, y Damon lo miró mal — Lo sé, sé que no eres virgen. Yo soy el causante de eso.
— No me digas — puso los ojos en blanco — Dejé de ser virgen cuando pise el suelo italiano y te conocí después.
— No me digas — lo imitó —Pero palabras serias, sabemos que era lo mejor para ese niño en ese momento. Aún estoy tratando de no meter a mi novia en esto, pero es imposible no hacerlo y más aún cuando ella esta decida a que nos casemos lo antes posible.
— Y sobre todo ella quiere hacer una práctica aquí — ahora fue su turno de burlarse de él — Pero, es mejor que se mantengan entretenida aquí en otros lugares.
— Tienes razón — frunció los labios — Ella es demasiado buena para este mundo y no quiero que nada malo le pase por estar metida donde no la llaman.
— En eso tienes razón — tomó una de las carpetas — ¿Cuántas personas vendrán con ella?
— Sólo una, su mejor amigo y nada más — se encogió de hombros.
— Me imagino que es de confianza el mejor amigo de tu novia — dejó a un lado la carpeta que iba a abrir.
— Si — asintió — Lo conocí cuando fui a buscar a Osmilda a su casa cuando la de ella se averió una de las tuberías, es un buen chico.
— Si eso crees — se levantó de su silla — Dejaré las cosas en tus manos y que en dos días vengan a hacer el recorrido con los demás estudiantes y que muestren un proyecto de contabilidad del quinto piso.
— ¿Estas demente? — abrió los ojos a más no poder — Ellos apenas están iniciando este semestres y los estas mandando a que hagan eso el primer día de trabajo.
— Ellos tienen la ventaja de venir mañana con las demás personas de su aula para hacer el recorrido — le guiñó un ojo — No porque sea tu novia ella se saldrá con la suya al igual que su amiguito.
— Eres tan malo — entrecerró los ojos — Y por eso te amo.
— Si, lo sé — le guiñó un ojo — Es hora de trabajar, amigo mío.
— Estoy ansioso de que llegue ese día.
Con un largo suspiro, arregló su corbata por quinta vez mientras hacia la fila para que lo dejaran pasar al igual que los demás estudiantes. Osmilda que estaba a su lado solo se arreglaba la camisa para que sus senos no se notaran de más. — Así que iras al trabajo hoy — Osmilda arregló su falda — ¿Qué hizo te cambiar de opinión?— Necesito saber la razón por la cual Damon me abandonó hace ocho años &mCapítulo 3
Había pasado dos semanas completas desde que Jacob escuchó salir de los labios de Damon que aún lo seguía amando. Su corazón no paraba de latir cada vez que lo tenía cerca o cuando sus manos hacían el más mínimo roce entre ellas todo su cuerpo se movía de un lado a otro por los nervios. Capítulo 5La noche estaba pasando de lo más interesante entre ambos, Jacob afirmaba algunas cosas que ya conocía de Damon desde que tenía el uso de la razón. Le molestaba cuando Damon le llamaba por el nombre que se había inventado, pero no podía hacer nada más que seguir con el juego.Después de cenar ambos fueron hacia la sala otra vez para seguir con la conversación tan amena que tenían, ahora se encontraban bebiendo una vez más de vino que Damon conservaba en el bar que estaba en la sala.Jacob no despegaba por nada del mundo su mirada de la de Damon, estaba más que claro que este estaba interesado en saber más de su vida y le daría algunas pistas para que se hiciera a una idea de lo quien era.— ¿Puedo hacerte algunas preguntas? — preguntó Damon, dejando otra botella de vino en la mesita del centro.Capítulo 5
Capítulo 6La noche fue de lo más inusual para ambos, pasaron de estar en la sala sobre el sofá por largas horas y después a la habitación principal olvidando sus prendas en alguna parte. Jacob ni pudo evitar sentirse amado por Damon esa noche, cada vez que se miraban era algo que no podía ni describir con palabras. Algunas veces Damon intentó morderlo, pero Jacob lo detenía no quería que al día siguiente cuando se le terminaran de pasar las copas éste lo odiara por tener la marca que le pertenecía a otra persona. En cambio Damon sólo dejaba que su lobo lo dominara de vez en cuando para mantenerlo en calma, pero las cosas algunas veces se salían de control cuando éste estaba al mando por lo que practicaba en sus tiempos libres algunos deportes extremos para mantenerlo en su lugar.El sol estaba en lo más alto en el cielo y Damon apenas comenzaba a despertar con un cuerpo pegado al suyo y con la respiración de alguien sobre su pecho. El dolor de
Capítulo 7Si Damon no hubiese tenido la boca pegada a la cara, hace un buen rato que se hubiese caído al piso con la sorpresa que se llevó. El chico que tenía en frente no podía ser su chico, no podía ser el chico que dejó en otro continente sin una explicación del porqué de su partida.El chico que dejó en el pasado tenía el cabello negro, no rubio y menos teñido, tenía el olor que siempre le gustó desde que era pequeño y este usaba loción... Aunque, el día que se vieron por última vez este aún tenía ese olor en su cuerpo.— Por lo que estoy viendo te sorprende, Damon — sonrió, con sarcasmo.— No puedes ser mi Jacob — susurró — Si es alguna broma por parte de Will...— ¡No es ninguna broma! — Gritó, furioso — ¡¿Qué pensabas?! ¡¿Qué llegaría de Estados Unidos y te besaría?!— Nunca pensé en eso — rodeó el escritorio y Jacob retrocedió — Pensaba que estarías en Estados Unidos...— Pensaste mal, Damon — se colocó del ot
Capítulo 8Osmilda tenía tantas ganas de querer matar a su mejor amigo en ese momento, pero debía de mantener la calma para no arruinar dos vidas en lugar de una. Era viernes y ese día publicarían las notas que faltaban para saber si pasarían el semestre con si le quitarían la beca a los que la tenían.Desde que Jacob regresó el día del suceso en el departamento de Damon sólo iba a la universidad y de regreso a su casa. Esquivaba a Damon en la mejor forma que podía la cual era salir por diferentes puertas de la universidad, ese día se había quedado en su casa.Estaba listo para regresar a Estados Unidos y enfrentar a Dylan y a Jared. Su hermano como cada fin de semana lo llamaba para preguntarle cómo estaba o como se sentía en otro país el cual no era Estados Unidos. No estaba preparado para decirle que estaba embarazado de Damon, de seguro que lo mataría cuando dijera que se lo había encontrado y que había caído en su cama como tantas veces intento en e
Capítulo 9Se arrastró hacia atrás en el mismo instante que el lobo que tenía frente a él también lo dio hacia atrás. El jodido lobo olía igual que Damon, no podía ser verdad y ahora más que nunca sabía que si estaba esperando un hijo y que esas pruebas no habían fallado como tantas veces deseó.Se puso de pie lentamente con la ropa en sus manos, al igual que los zapatos, sin despegar la vista del lobo que solo lo miraba. Ahora, que ya solo se dio cuenta de que Damon era un maldito raza pura, sólo faltaba que de un momento a otro se diera cuenta en su forma de lobo de que estaba esperando un bebé de él.Llevó la ropa a su pecho en el mismo instante que el lobo dio pasos hacia donde estaba él y después se dejó caer como si tan solo buscase algo que le hacía falta en el omega.Jacob tocó el pelaje del lobo y de inmediato el lobo comenzó a hacer ruidos llenos de satisfacción. Se puso de pie con la ropa en manos dando pasos hacia atrás y luego irse p