Havanna

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Dolor era lo que más se pronunciaba en mí. Cada molécula de mi ser dolía como si una espada hirviente me atravesaba. Los partos son difíciles —Pensé— Sin embargo, ahora me sentía en una especie de limbo. Mis ojos miraban hacia todos los lados, no me podía mover.

Quería gritar y a la vez suicidarme. No aguantaba por tanto tiempo esto. Era un completo sacrificio lo que estaba haciendo y todo por simplemente dar a luz. No había nadie a mi lado, solo podía escuchar y ver.

La luz blanca que provenía del techo me alumbraba sin piedad a mis ojos, quedando casi cegada por ella. El dolor poco a poco cesaba, sin embargo, mis latidos se incrementaron de manera descomunal. Oí la voz de Gabriel y de Luca. Estaban aquí ¿A dónde se habían ido?

¿Me estaban mirando? ¿Por qué no hacen nada?

La incertidumbre me invade, haciéndome enloquecer.

⸻Bien, procederé ahora con la sig