Capítulo 71.

Cuantas cosas pueden cambiar con una simple decisión.

Para que las cosas cambian debes de destruir, aunque sea a ti mismo.

Los cazadores, ilusos, creyentes del poder que no poseen, títeres de la oscuridad, almas corrompidas de su misión inicial, un malentiendo fue suficiente para que su propósito fuera otro y sus almas pertenecieran al mal.

—Señor, la chica está preparada—. Le informa unos de sus hombres, el cazador ve a la oscuridad y sonríe.

—Prepara a todos, los dragones caerán esta noche—. Le ordena sin perder de vista el bosque, un bosque que parece más oscuro y sombrío que nunca.

Mátala.

Una voz le susurra al hombre.

Mátala, desgarra sus miembros, rompe su espíritu.

Los susurros no se detienen y el cazador cada vez se vuelve más loco, el hombre que una vez fue ya no queda nada, ahora solo es un cascarón vacío, uno que se mueve por los hilos de la oscuridad.

Con un último vistazo al bosque, el cazador se dirige hacia donde tiene a la humana atada de manos.

Cinco días