IsabellaSabía que algo no estaba bien, ¿Por qué ahora estaba bastante pálido? ¿Realmente era el dolor de cabeza que decía tener? Me crucé de brazos y suspiré. —Vamos, habibati, vamos a casa. —insistió. Entramos al elevador, nos dirigimos al lobby y el auto ya esperaba por nosotros en la entrada principal, ya no me importó que alguien nos viese juntos, incluso él lo notó y al salir por las puertas de cristal que daban a la calle, tomó mi mano, la elevó a sus labios y dejó un beso en mis nudillos. «Amo a este hombre»Durante el camino, hablamos acerca de donde iríamos al día siguiente con mis hermanos, quería llevarlos al restaurante donde había probado comida mexicana, pero luego negó, diciendo que se le antojaba algo más que picante, quería algo dulce y luego negó, eso me hizo sonreír, estaba indeciso pero al mismo tiempo entusiasmado. Pasé saliva un momento al sentir mi estómago haciendo maroma, eso me recordó que debía de ir a recoger mis análisis, pero necesitaba ir sola, querí
Azahara—Así que este es tu inversión—dije dejándome sentar en uno de los sillones de la sala, la vista desde aquí, era espectacular. —Te dije que es una buena inversión, además, —Ibrahim se detuvo frente a los grandes ventanales y miró por un momento en silencio hacia el exterior, se giró hacia mí y sonrió, señalando con su dedo hacia el paisaje. —Además, me encanta que tengamos a nuestro enemigo en común a unos cuantos metros de distancia. —me tensé al escucharlo decir eso, él se estaba refiriendo a Zaid, a su empresa que estaba frente a este edificio. —Estoy empezando mi plan, en menos de tres meses, Ashgar Exportaciones, será nada, nadie recordará esa empresa. —¿Y cómo harás todo eso en menos de tres meses? Sabes que mi padre dijo que Zaid está demasiado enraizado con este negocio y que sería difícil llevarlo a la ruina. —le recordé las palabras de mi padre una vez que Ibrahim lo había convencido de cobrar venganza por lo que me había hecho, el romper nuestro compromiso de años
IsabellaEstaba ansiosa por algo y no sabía el motivo. Tomé el brazo de Zaid una vez que me lo ofreció. La hermosa mujer que se acercó, nos guio a una mesa en un área privada, al caminar entre los comensales, Zaid estaba como escudo humano dirigiéndome al lugar. La mujer se detuvo y nos señaló el espacio. —Gracias—dijo Zaid en un tono serio, la mujer intentó sonreírle, pero él de manera sutil la ignoró, ella me miró y luego de manera rápida nos dejó para que nos acomodáramos. —Debiste, aunque sea sonreírle de manera amable por su atención. —le dije aceptando el gesto de separarme la silla para que me sentara, él presionó sus labios y negó al mismo tiempo que tiró de la silla para sentarse —no frente a mí— sino a mi lado. —Solo sonreiré a mi esposa, a mi mujer, no tengo por qué sonreírle a otra mujer. —sus palabras me dejaron callada, —Así como espero que tu sonrisa sea solo para mí. —Hay de sonrisas a sonrisas, Zaid. —él arqueó una ceja. —Hay sonrisas que son por educación y…—detu
Isabella«Era la misma Azahara, aquí, en Toronto, en el servicio de damas de un restaurante que habíamos llegado de último momento, ¿Casualidad del destino?, o ¿Planeado?»—Azahara—esa única palabra salió de mi boca, sin dejar de mirar su reflejo contra el espejo, estaba a mi lado, ella pareció no sorprenderse por mi presencia, entonces eso me hizo pensar muchas cosas… «¡Dios mío, Zaid!» Y ella, como mujer musulmana, no debía de estar sola sin un pariente de sangre, mi corazón latió más rápido el solo imaginar que Ibrahim estuviese esperando afuera del servicio. —¿Le comieron la lengua los ratones, señora Ashgar?—la forma en que había hecho la pregunta, me hizo inquietarme más. —Oh, me sorprende verla en un lugar tan lejos de su hogar. —le contesté lo más tranquila que pude. Noté como sus ojos se fijaron en una de mis manos, supuse de inmediato que quería mirar mi argolla. —Estoy en la ciudad por negocios. ¿No se puede visitar Toronto?—su pregunta me tomó por sorpresa.—Está en lib
Zaid Isabella había subido las escaleras después de hacer nuestras promesas, pero no me quedaría tranquilo hasta abarcar todo a nuestro alrededor. Estaba en el despacho escuchando cada detalle que había investigado mi jefe de seguridad, pero al final, estábamos igual, habían usado los Ayad sus contactos para ocultar que estaban en la ciudad y no teníamos información desde cuándo. Pero la pregunta del millón fue “¿Por qué tanto anonimato?” “¿Qué era lo que estaban ocultando?” —No lo vimos ver, señor Ashgar. —anunció John, preocupado. —Es mi culpa. —No quiero que bajes la guardia ahora más que nada, si tienes que contratar más personal para protegernos, hazlo sin dudar, John. —Sí, señor. —Hizo una breve pausa— ¿Va a tomar las mismas medidas para la familia de la señora Ashgar una vez que regresen a México? —esa pregunta ya tenía una respuesta. —Sin dudar, John. —La señorita Ashgar, llegará pronto, llegará con su propia seguridad, ¿Querrá que también aumente la de ella? —No será ne
ZaidMiré el reloj y luego hacia la segunda planta, esperando que Isabella apareciera para marcharnos a recoger los resultados de sus análisis, mis tres cuñados estaban en la cocina desayunando y entretenidos con unas nuevas tabletas que les había comprado como detalle de nuestra parte. Así que los tres, estaban sumidos en el entretenimiento en lo que iba con ella al laboratorio. —Señor, Ashgar. —escuché a John llamarme, me exalté al verlo a mi lado, ¿En qué momento llegó?—Lo siento, no fue mi intención asustarlo.—No, no, es solo que estoy perdido en mis pensamientos y no te vi llegar, pero, dime, —me aclaré la garganta—¿Qué noticias me tienes?—¿Quiere que lo hablemos aquí?—preguntó dudando.—Bueno, solo dame un resumen breve. —pedí desviando la mirada de manera breve hacia la segunda planta, luego miré a John.—El señor Ayad, ha pedido una reunión con usted de último momento en media hora. —alcé mis cejas con total sorpresa. —Me lo acaba de informar la señora Bruce cuando no le ha
IsabellaEsperaba sentada en la sala de espera del consultorio donde me entregarían mis resultados, tenía un doctor quien me informaría que es lo que tenía. Mi corazón no dejó de latir apresurado, me había olvidado por un momento de Zaid y su reunión con Ibrahim, y sé, que podría estar Azahara presente. Y no la culpaba. Zaid era alguien quien había marcado su vida, un compromiso por más de treinta años, esperar un último año para casarse y que, al final, el compromiso se cancelara. Lo sé, tengo aún remordimiento por ella, pero, ¿Quién manda en el corazón? De alguna manera extraña o ya sea por un destino entrelazado, Zaid y yo, estamos juntos, casados, —llevé mi mano a mi vientre— y no sé sí, venía un bebé en camino. El solo imaginar que podría estar embarazada, empecé a sudar en frío, mi garganta se secó rápido, mi pierna comenzó a moverse rápidamente de arriba hacia abajo, por los nervios.—Señora Ashgar—escuché a lo lejos la voz de John, pero bastante lejos. — ¿Isabella? —cuando salí
IsabellaSalí del despacho con los resultados en la mano, las palabras del doctor resonaban en mi interior, resonaban fuerte. Ahora, oficialmente tenía un ser vivo creciendo dentro de mí, una fusión de mí misma y de Zaid. El temor de no ser la madre que este bebé necesitaba me embargó, un sentimiento de miedo que me atrapó.—Señora Ashgar —me llamó John. Levanté la mirada y sus ojos se encontraron con los míos. Mi labio inferior tembló de nuevo y él dedujo la noticia por mi expresión. Barrí las lágrimas que empezaron a deslizarse por mis mejillas y enderecé mi postura.—Vamos a casa, por favor —le pedí. Necesitaba esperar a Zaid y contarle. El viaje transcurrió en total silencio, pero noté la mirada de John a través del espejo retrovisor, pendiente de mí. Veinte minutos después, descendí de la camioneta y noté que Zaid aún no había llegado. Revisé mi celular y vi que se dirigía hacia la casa. Mi estómago se contrajo al verlo acercarse. Tomé una bocanada de aire y lo solté entre diente