Estaba en la habitación, nerviosa y aprensiva, sintiendo el olor de Alastair acercarse cada segundo. Hunter estaba abajo, tratando de despertar a los demás lobos, y la agitación pronto se extendió por toda la cabaña.Caleb salió de la habitación contigua y, visiblemente confundido, preguntó a Hunter la razón de todo ese alboroto."¿Qué está pasando? ¿Por qué tanto alboroto?", preguntó Caleb.Hunter respondió apresuradamente, "Alastair está llegando. Fierce sintió su olor hace unos minutos."Caleb se volvió hacia los otros chicos que aún dormían cerca de la chica que habían traído la noche anterior y comenzó a gritar, ordenándoles que se despertaran."¡Despierten, chicos! ¡Levántense ya!"La chica, ahora despierta, preguntó por la razón de esa confusión, pero su voz fue prácticamente sofocada por el sonido de la puerta de la cabaña casi arrancándose de sus bisagras. Alastair había llegado.Su grito resonó por la cabaña cuando ordenó que todos se presentaran de inmediato."Quiero a todo
Cada fibra de mi ser gritaba para obedecer, para revelarme y enfrentar al líder, pero la cautela me detenía. Salí silenciosamente de mi escondite, permitiendo que la luz revelara mi presencia. Miré fijamente a Alastair, sin decir una palabra, solo observándolo con ojos que guardaban una mezcla de determinación y temor.Alastair no era solo el alfa, era como un padre para mí. A pesar de eso, sabía que mi lugar en la manada era delicado, un equilibrio frágil entre aceptación y tolerancia. Rompió el tenso silencio, su mirada llena de preguntas. "¿Por qué te escondiste, Fierce?"Tragué saliva, tratando de encontrar las palabras correctas para explicar mi presencia oculta, mientras luchaba por controlar las emociones burbujeantes dentro de mí. "Yo... no quería interrumpir. Era un asunto de los chicos, y no quería... meterme."Alastair me estudió por un momento, su expresión una mezcla de comprensión y desconfianza. Respiró profundamente antes de hablar. "Eres parte de esta manada, Fierce."
El día siguiente amaneció, y yo estaba ansiosa por retomar nuestra rutina matinal. Como lobos, Hunter y yo solíamos encontrarnos cerca del río todas las mañanas. Era nuestro momento especial, donde compartíamos secretos e historias, y estaba decidida a discutir lo que había sucedido la noche anterior.
Los días fueron pasando, y aunque intenté concentrarme en la nueva rutina como omega, la añoranza por Hunter era constante, y no podía evitar buscarlo cada vez que tenía la oportunidad. Sin embargo, parecía que, al igual que yo, Hunter tenía nuevas obligaciones, y nuestros encuentros eran solo breves vistazos.Cuando lograba vislumbrar a Hunter entre los árboles, él parecía concentrado y distante. El breve saludo que nos intercambiábamos no era suficiente para saciar la creciente curiosidad y los sentimientos que empezaban a surgir en mí.En una de esas tentativas de encontrar a Hunter, me crucé con Sibyl y Cierce, las lobas con quienes ahora compartía mi d&
Después del momento compartido junto al arroyo, Hunter y yo salimos del agua, nuestros cuerpos aun vibrando con la intensidad de ese momento de amor intercambiado bajo la luna llena. El bosque a nuestro alrededor parecía más vivo, como si hubiera sido testigo de algo extraordinario.
Después de la devastadora conversación con Alastair, mis lágrimas se empeñaban en caer, pero me negaba a permitir que alguien viera mi debilidad. Me transformé en loba y corrí por el bosque, dejando atrás la opresiva presencia en el centro del claro. Con cada paso, el dolor del rechazo de Alastair se entrelazaba con la esperanza perdida de un destino diferente.
La pregunta resonó en el silencio de la habitación y, por un momento, vacilé."¿Estás enamorada de Hunter?" La pregunta de Zora resonó en el pequeño espacio, llenándol
Cuando la última pretendiente hizo su solicitud, Hunter se dirigió al centro se la clareara, listo para enfrentar la prueba de la coronación. Era un momento de tensión, y yo, junto con las otras omegas, observaba con los ojos fijos en el escenario central.