Los brillantes ojos de Pedro estaban llenos de esperanza mientras miraba a Fane. Para él, Fane era el héroe del continente Hestia, un invencible guerrero. ¿Qué importaba si Javier era un discípulo de una secta de nivel santo? Ni siquiera los discípulos herederos de esas sectas podían igualar a Fane, y mucho menos alguien como Javier, que solo era un discípulo interno.

Benedicto ayudó a Pedro a sentarse a un lado y sacó una píldora espiritual de su anillo de almacenamiento para que la tomara. Mientras tanto, Javier observaba con interés la escena. Aunque vio a Pedro tratando sus heridas y tomando medicina, no reaccionó mucho. Parecía tener plena confianza en sí mismo, como si les estuviera diciendo a los tres que, sin importar lo que hicieran, estaban completamente bajo su control y no podrían escapar de él. Fane arqueó una ceja, también observando a Javier con interés.

Javier dio un paso adelante y posó su mirada en Fane.

—Parece que tu fuerza es bastante superior a la de este muchach