De pie en la zona de combate, observando la pelea, Benedicto, al escuchar las palabras de Diego, estalló en una carcajada, riéndose tan fuerte que le dolía el estómago.

En ese momento, sentía que Diego se parecía mucho a un payaso en una obra teatral, creyendo que tenía todo bajo control, cuando en realidad, ¡en los ojos de Fane, ni siquiera era digno de ser considerado un rival!

La fuerza de Néstor era considerablemente superior a la de Diego, y aún así murió a manos de Fane con facilidad. ¡¿Y qué se podía esperar de Diego?!

Benedicto estaba riéndose tanto que las lágrimas le salían de los ojos. Se secó los ojos con la mano y luego miró de reojo a Lucas, cuya expresión estaba completamente oscura.

Benedicto le dijo: —Antes decías que éramos como ranas en el fondo de un pozo. Ahora, ¿quién resultó ser la verdadera rana del pozo? ¿Qué tiene de especial una técnica marcial de nivel terrestre superior? ¡Y esa idea de mostrársela a mi hermano mayor Woods es simplemente ridícula!

Lucas sint