Además, en la zona de espera no se les permitía tomar medidas, solo podían dejar que la ira ardiera en sus pechos. Gradualmente, Pablo empezó a sentirse incómodo en todo su cuerpo, sintiendo que tenía que liberar esa furia de alguna manera.

Con un destello en sus ojos, vio a Diego con la mirada abatida. Frunció el ceño, y una expresión de duda cruzó sus ojos.

Siendo ambos del Continente Cebra Blanca y discípulos de una secta de alto nivel, Pablo conocía algo sobre Diego y estaba al tanto de su fuerza. Sin la intervención de Pablo y la presencia de Rafael de la secta de la Alianza Celestial del Continente Caos Universo, Diego podría tener alguna posibilidad de victoria.

Pero con él mismo sentado allí, y la formidable presencia de Rafael, las posibilidades de victoria de Diego eran casi inexistentes. Pablo se preguntó por qué Diego, antes de participar en la apuesta, no averiguó quiénes serían los otros participantes.

Así que entró como un novato sin tener en cuenta la situación, ¿o simp