Una de las asesinas frunció el ceño y vaciló.

Pensaron que se les estaba pidiendo que mataran a un Rey de Guerra ligeramente fuerte. Si ese fuera el caso, ella no se sentiría tan presionada al respecto.

Ellos no tenían idea de que esos tres jóvenes amos les pedirían que mataran a Fane, la persona que causó revuelo en toda la Provincia Media y el país.

"¿Por qué? Ustedes aún no han luchado contra él. ¿No tienen confianza?”. Ken se sobresaltó al ver la reacción de esa gente.

Él miró al anciano que estaba de segundo en la lista de asesinos y dijo: “¿No dijeron que nadie más sería un problema mientras no fuera un Dios de la Guerra? ¿Por qué actúan así cuando escuchan de que es Fane…?”.

El anciano comenzó a sonreír con amargura. “Hermano, conocemos muy bien el poder de combate de esa persona. Sin embargo, él no es un Dios de la Guerra o un Rey de la Guerra, que sepamos, por lo que solo yo sería suficiente para matarlo. Dicho esto, ¿saben a qué le tengo miedo?”. El anciano hizo una paus