Luego, Sam Johnson y los otros Dioses de la Guerra comenzaron a tener una acalorada discusión.

“Lana, te tengo mucha envidia de que puedas estar con nuestro maestro. ¡Oh, qué suerte!”, dijo emocionado el Dios de la Guerra Ethan Haays.

“Jaja, ustedes aún no saben esto, pero nuestro maestro está tratando de hacer una ceremonia de boda para su esposa en su cumpleaños. La esposa del Maestro aún no sabe sobre esto y solo piensa que nuestro maestro está planeando una fiesta de cumpleaños para ella. Sin embargo, ya reservé un hotel según las instrucciones del maestro y ya me dio permiso para que todos ustedes puedan venir si lo desean. Primero que todo, no pueden exponer su identidad como el Guerrero Supremo; segundo, nadie puede exponer el hecho de que es su maestro. ¡Decidan lo que quieran hacer!”. Lana tenía una sonrisa en la comisura de sus labios y envió otro mensaje al grupo.

“¡¿Qué?!”. Ethan estaba cada vez más emocionado. “Eso es genial. Por fin podemos ver al maestro después de ta