"¿Disculparme?", Quil se dio la vuelta, aturdido. Tenía una expresión de ‘¿hablas en serio?’ en su rostro. “Joven, ¿te escuché mal? ¿Me estás pidiendo que me disculpe?".

"Jaja, ¿es tonto?".

"Así es. ¿Sabe de dónde viene el Joven Amo Xenos?".

"Tut, tut, ¿es realmente valiente?".

Uno por uno, los guardaespaldas de Quil comenzaron a reírse como si acabaran de escuchar una broma.

“Sí, sabes que estás equivocado, y tu tío también dijo que te equivocaste. Si ese es el caso, ¿no deberías disculparte?", Fane insistió, con una expresión de indiferencia plasmada en su rostro.

“Vete al diablo, eres un verdadero rufián. Te perdoné en señal de buena voluntad, sin embargo, ¿no lo quieres? ¿Has pensado en las consecuencias? No quiero ser calculador contigo porque soy una persona generosa, ¡¿pero no vas a dejar pasar esto?!", Quil estaba tan enojado que su rostro se puso verde. Era la primera vez que conocía a un rufián así y estaba ansioso para que sus guardaespaldas lo golpearan.

Sin embargo,