Las dos personas habían estado hablando y bromeando entre ellos durante un buen rato, sin preocuparse en absoluto por cómo podría reaccionar Fane al escuchar esas palabras. Después de todo, en la opinión de ambos, Fane seguramente se convertiría en un cadáver en un futuro cercano, ya que los muertos no revelan secretos.

Sigerico se giró hacia Fane y dijo:

—¿No tienes miedo en absoluto? ¿Acaso mi hermano menor te ha contado todo antes de que entraras?

La calma actual de Fane despertó la curiosidad de Sigerico, ya que ambos habían estado charlando sin restricciones, y si uno no estaba distraído, podía comprender claramente de qué estaban hablando.

Además, la Piedra del Alma Púrpura estaba justo detrás de ellos, con las reglas escritas claramente. Cualquiera que supiera leer podría entender las reglas y, al entenderlas, podría imaginar lo que enfrentaría a continuación.

Pero este chico claramente escuchó y vio todo, sin embargo, su expresión no cambió en absoluto. Permaneció en su lugar