Fane asintió, naturalmente sabía estas cosas, y precisamente por eso vino al día siguiente.

Volvió la cabeza para mirar a Benedicto y dijo con calma:

—¿No te dijo Sinfronio que hoy no es el día de la conferencia?

Benedicto estaba aún más confundido después de escuchar eso. Levantó la cabeza y miró seriamente a Fane:

—¿No viniste a escuchar la conferencia? Entonces, ¿para qué viniste? ¿Acaso Sinfronio lo mencionó? ¿Cómo es que olvidé eso?

Fane se sintió frustrado y frunció los labios. No solo Benedicto era insensato, sino que también tenía mala memoria. En el pasado, Fane probablemente ni siquiera se molestaría en explicar, pero ahora, tal vez porque pensó que Benedicto era simplemente demasiado estúpido, no quería molestarse en discutir mucho con él.

Con paciencia, Fane explicó:

—Hoy es el día de la evaluación, y el encargado de la evaluación es el decano Eliot.

Benedicto abrió los ojos como platos, sintiendo que ya no podía entender lo que Fane tenía en mente. Desde que entraron en