—¿Hermano mayor, acaso no te imaginabas que llegaría el día en que caerías ante mí?

El hermano séptimo exclamó en voz alta.

Fane volteó la cabeza para mirar y vio que en el círculo interno el hermano séptimo estaba en una batalla reñida con Santiago. Aunque Santiago aún podía defenderse, gradualmente estaba quedando rezagado. Sus heridas anteriores se habían convertido en una carga para él.

¡No pasaría mucho tiempo antes de que el el hermano séptimo lograra vencer a Santiago!

Fane inhaló profundamente. Con la derrota total de Santiago a manos del hermano séptimo, ahora tendría que enfrentarse a dos oponentes por sí solo. No quería verse envuelto en un lodazal y no quería ver a Santiago morir así.

Con ese pensamiento en mente, giró bruscamente la cabeza y con las manos girando, creó una y otra vez sellos de hechizo. Sesenta espadas de alma flotaban en el aire, suspendidas. Fane juntó las manos y todas las espadas de alma se fusionaron instantáneamente en una, formando una gigantesca esp