Al escuchar esto, los espectadores se emocionaron aún más. Nadie del público pensó que Fane podría ganar, pero la cantidad era suficiente para que valiera la pena ver la batalla.

Los mil puntos de contribución eran algo insignificante para el Primer Anciano. Lo que más le importaba era que Fane renunciara a su posición de último discípulo. De este modo, el Anciano Godfrey no tendría más remedio que elegir a otro último discípulo, ya que fue Fane quien voluntariamente renunció al puesto. Al pensar en esto, el Primer Anciano y el Segundo Anciano se sintieron mejor.

Miraron significativamente al Anciano Godfrey como si quisieran recordarle que fue Fane quien arruinó su propio plan. La expresión del Anciano Godfrey era aterradora, pero permaneció en silencio mientras miraba a Fane seriamente.

Su corazón latía salvajemente contra su pecho. No había visto antes a Fane en combate, pero a juzgar por la forma en que los discípulos informales del Pabellón de las Mil Hojas lo trataron en el