Selena se había quedado sin palabras. Fane no le daba importancia al dinero; era como si para él esas pilas de billetes fueran rollos de papel higiénico. Fue demasiado generoso con la mujer.

“Bueno, ¿cuánto debería haberle dado? ¿Debería ir a recuperarlo?”.

Sin embargo, después de pensarlo, Fane cambió de opinión. “Olvídalo. ¡No hay razón para que recoja el agua derramada de la botella!”.

Selena se quedó sin palabras de nuevo y simplemente le dio una sonrisa seca. “No importa. ¡Mi esposo gana 20 millones al mes, de todos modos! Seremos ricos después de dos meses de que trabajes para la familia Drake, y multimillonarios después de uno o dos años”.

“Cariño, ahora no nos falta dinero…”.

“Sigue alardeando, especialmente ahora que tu bolsillo está casi vacío”, Selena chasqueó la lengua. “Tienes que aprender a administrar mejor tus finanzas, ¿entendido? No hubiera gastado tanto dinero en la cena si no fuera por recortar el ego de Sonia”.

“¡No, no, no! Tienes que empezar a prepararte pa