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Capítulo 4: una carta

Los chicos al llegar a la entrada de la mansión, se encuentran con un elegante mayordomo. Era un hombre bastante avanzado de edad. Se nota que ha servido por años a la familia Galván. También se puede apreciar que en su juventud fue alguien apuesto, aún lo es, pero con los rasgos de la vejez

“Buenos días señor Angel, bienvenido a la mansión. Pase por favor” indicó el mayordomo con elegancia y abría la puerta.

 “Creo que el si te trata con elegancia” dice Marcos en tomo de burla.

“Es su trabajo después de todo. Así que es normal”

Al entrar a la mansión, se ve como una gran cantidad de policías están buscando en toda algún tipo de prueba. En un sofá esta la señora de Galván llorando y sus dos hijas tratando de consolarla. El señor Galván está haciendo una llamada por teléfono, y se nota que está muy estresado. Tania, la hija mayor de la familia Galván, vio cuando Angel y Marcos entraron a la mansión, por lo que se levantó de donde estaba y fue a recibir al primero con un abrazo, y empezó a llorar. Este le acaricio la espalda tratando de consolarla.

“Es horrible Angel” murmuro la chica. “Estoy muy preocupada”

Tania era una chica muy hermosa. Su cabello era largo negro, con los ojos grises, como el padre, con la piel no tan blanca, pero sí muy clara, sin embargo, a pesar de la diferencia física,  era tan dulce como Flor.

“Tranquila” respondió Angel. “No piense que me quedare de brazos cruzados. También ayudare en su búsqueda”.

“Lo sé…” dice Tania mientras aprieta más el abrazo y luego lo suelta. “Tú debes ser el señor  Marcos ¿verdad?” dice viéndolo.

Él se sorprende y no encuentra que decir debido a la confusión. Pero lo que más le sorprende es que le diga señor.

“¿Cómo sabes mi nombre?” pregunta apenas aclarando sus palabras.

“Ella nos habló de mucho de ti los últimos tres meses. Por eso se quién eres”

“No tenía idea de ello” responde Marcos muy nervioso.

“¿A que han venido exactamente?” pregunta Tania con timidez.

“A tu padre con exactitud” contesta Angel.

“Él está ocupado en una llamada, pero me gustaría que mi madre conociera al señor Marcos, si es posible”

“Por supuesto que sí” responde Angel.

Marcos al ver que Angel responde por él le habla en voz baja a este.

“¿¡Se puede saber porque respondes por mí?!”

“De todos modos no ibas a negarte, así que está bien” alega Angel.

“Juro que me vengare”

“No es como que me vaya a escapar por eso”

Al estar frente a la madre, se quedó embelesado por la belleza de ambas. Alisa era una niña de alrededor de diez años, se notaba su inocencia, su cabello era rojo, pero sus ojos eran grises. El de su madre era idéntico al de Flor, solo que ella era más adulta.

“Madre” dice de forma repentina Tania. “Él es Marcos. El chico del que tanto hablo Flor”.

La señora Galván, apenas escucho a Tania, no pudo evitar abrir los ojos con sorpresa, se levantó rápidamente para abrazar a Marcos. Él estaba tan confundido, no sabía qué hacer. Solo corresponder a aquel abrazo sorpresivo.

“Gracias. Me alegro de conocer al chico que hizo que mi hija estuviera sonriendo sus últimos antes del secuestro” dijo la madre con lágrimas en los ojos.

Luego de que la madre lo soltara, la hija menor lo abrazo.

“Por favor salva a mi hermana” decía la niña con voz dulce e inocente.

Marcos no quería herir a la niña, así que le acaricio la cabeza y se arrodillo frente a ella.

“Descuida, te prometo que traeré a tu hermana de vuelta” luego le seca las lágrimas a la niña.

En se momento el señor Galván termina de hacer su llamada y se sienta en un sofá frotándose la frente en señal de estrés.

En ese momento Angel de da cuenta de te esto. "Tenemos una asustó importante que hacer señora Galván. Si me disculpa, nos retiramos" al decir esto Angel y Marcos arcos se dirigen a el señor Galván. Al estar frente a él, Angel toma una expresión bastante sería. "Señor Galván, sé que este es un momento difícil para usted. Pero me gustaría hablar con usted en privado, si no es mucha molestia".

"No seas tan formal Angel" responde el señor Galván. "Te conozco desde que eras niño. Sígueme por el jardín, allí hablaremos mientras paseamos un poco".

Mientras caminaban. A la sala el señor Galván vio a Marcos.

"Tú debes ser Marcos ¿no es así?"

(¡¿Otro más que sabe mi nombre?!) Pensaba Marcos mientras caminaba.

"Así es señor" responde Marcos. "Pero porque todos aquí conocen mi nombre".

El hombre se ríe. "Me llamo Christian, es un placer conocerte Marcos" dice levantando su mano para estrecharla con Marcos, él lo hace de forma muy nerviosa. "la razón, por la que todos en esta casa te conocemos, es porque ella nos estuvo hablando de ti todo el tiempo que pudo. Y cuando lo hacía, en su rostro se dibujaba una hermosa sonrisa en su rostro. Le dije varias veces que te invitará, pero siempre rechazaste la invitación".

(Señor Galván, nadie accedería a venir a este lugar y menos por petición suya, de hecho cualquiera pensaría que es para una amenaza para que se alejen de su hija. No porque sea mala persona, sino por miedo a que lo sea) eso pen Angel en se momento.

"No quería importunar a su familia señor Galván" respondió Marcos.

Christian Galván, era conocido por ser alguien de buen corazón, ya que había ayudado en varias ocasiones a muchas personas. Físicamente era un hombre alto, bastante formado en musculatura, su piel era blanca, con los ojos grises y el cabello negro.

"Supuse algo similar" responde el señor Christian. "Y bueno ¿de qué querían hablarme?".

"Señor Galván, yo y mi amigo Marcos pensamos empezar una búsqueda de Flor por nuestra cuenta" dice Angel de la forma más calmada posible.

"Sabía que dirías eso" dice Christian de forma tranquila y con algo de alivio. "Sé qué harás una cosa así, y también que te metas en muchos problemas. Eres así desde niño, así que no me sorprende. Pero si estás buscando mi aprobación y apoyo, sabes que lo tienes".

"Muchas gracias" contesta y luego su rostro toma una expresión seria. "Pero necesitamos saber los últimos avances del caso".

En ese instante el señor Galván puso una expresión bastante triste. "Recibimos una carta del secuestrador"

"¿Una carta... del secuestrador?" Respondió Marcos casi sin palabras.

Angel simplemente mantuvo la calma. "¿Cómo llegó exactamente la carta a ustedes?"

"Alguien desconocido le entrego una carta a Alisa, diciéndole que debía entregármela. Cuando lo hizo, no supe cómo reaccionar. Pero ella no tiene la culpa de nada, pero se puso muy triste por mi reacción, es muy sensible por su edad, y con lo de su hermana, hizo que le diera un ataque de tristeza"

(Entonces fue por eso que me abrazo cuando me vio...) pensó Marcos. "Pero ella no tiene la culpa de nada."

"Lo sé..." dijo el hombre con un suspiro.

"¿Podemos ver esa carta?" pregunto Angel.

"Por supuesto. Lo tiene un policía llamado Derek. Lo sé llevaré con el"

En ese momento apareció un hombre bastante viejo, su cabello era completamente blanco, su expresión era amable, y tenía una sonrisa atrayente.

"¿Sucede algo Christian?" dijo el hombre. "Te vi salir así que vine a ver qué pasaba".

"Tranquilo, solo salí caminar un rato".

"¿Quién es el?" pregunta Angel extrañado.

"Se llama Williams Anderson" dijo Christian. "Me está ayudando con lo del secuestro de Flor”.

"Ya veo, yo soy Marcos Evans".

"Y yo soy Ángel Rodríguez".

"Es un placer conocerlos"

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