Me marché del despacho de David corriendo, mientras las lágrimas me caían por mis mejillas, mientras se repetían en mi cabeza las palabras que con frialdad me dijo mi hermanastra Melody sobre lo de mi padre, no me podía creer lo que acababa de escucharle, aunque yo con los días que llevaba en la gran ciudad desde que llegue, tampoco había ido mucho a verlo, no me lo podía culpar ya que no era en parte mi culpa, si no de mi madrastra que no me dejaba entrar a verlo en la sala de la UVI donde él se encontraba enfermo, aunque en el entierro de mi padre nadie pero nadie y no lo iba a consentir que me dijera que yo no podía estar presente, ya que aunque me echó de su casa, al fin y al cabo era mi padre. Cuando llegue a mi casa, estaba bastante agitada, cosa que enseguida me noto mi amiga y su madre cuando entré, aunque después de saludarlas no me quede con ellas en el salon, ya que preferí marcharme directamente a mi dormitorio, encerrarme en el cuarto de baño y llorar hasta quedarme sin
Ese mismo dia, pero por la tarde, nos marchamos a dar un paseo ya que mi hija no dejaba en la casa nada quieto y pensamos que la mejor manera para que mi pequeña se cansara y así que durmiera toda la noche, era marcharnos a dar un paseo y ya cenariamos los cinco en alguna pizzería, ya que era su comida preferida y claro a Sara y a Lucas, sus abuelos como mi pequeña Cintia les decía, no había capricho que mi niña quisiera que ellos no les compraran o les dieran. Estabamos llegando a la pizzeria, cuando de pronto escuchamos el claxon de un coche, fijandome que era el mercedes de alta gama de David, Mi amiga que también se dio cuenta de quien bajaba de ese coche, cogio a mi hija en brazos, entrando con sus padres rápidamente en aquel local, quedandome yo inmovil cuando vi como se iba acercando David a donde estabamos —- Hola ¿qué haces aquí? — pregunte—- Iba a tu casa para saber como estas, porque esta mañana no me he quedado muy bien por la manera que te has marchado de mi despacho —-
Cuando terminamos de cenar, David quiso llevarme a mi casa en su precioso coche, aunque me negué varias veces, no hubo forma de que me dejara irme en un taxi y que podía hacer yo en ese momento, pues nada, a pesar de todo era mi jefe y cuando quisiera podía coger mi curriculum y leer toda mi informacion, asi que pense que era inutil seguir insistiendo, David me abrió la puerta del copiloto de su coche, para que yo subiera, rodeando él después el coche, para sentarse en el asiento del conductor marchandonos de aquel precioso lugar hacia donde yo vivía. Una vez que llegamos, le di las gracias e intenté bajar del coche, pero David me cogió del brazo con su mano, atrayendome hacia su cuerpo, acariciando mi mejilla con sus dedos sin dejar ninguno de los dos de mirarnos a los ojos.—- David tengo que marcharme por favor — le dije sin apartar mi mirada de la suya—- Keira no quiero que vuelvas a desaparecer por favor, ¿nos vemos mañana en la oficina? —- pregunto—- David necesito el trabajo,
Mi amiga Aroa, sacó las dos sillas de la isla de la cocina, sentandonos las dos en ellas, mientras yo me iba tomando mi vaso de leche, ella se estaba tomando su chocolate caliente que se había terminado de hacer.— Realmente no quiero perder mi trabajo, sabes que lo necesito, pero por ahora no voy a decirle nada a David —- les respondí—- Keira, ese hombre no lo conozco pero te puedo asegurar de que está muy coladito por ti —- me dijo SaraA mi me gustaba mi trabajo y pasar tiempo con David ya que era una clase de hombre agradable y sobre todo muy atento conmigo, pero no me atrevía a decirle que tenía una hija, aunque sabía que en la puerta de la pizzería donde nos vimos esa tarde, me había dicho que mi hija se parecía mucho a su hermana fallecida. Podía haberle dicho a David perfectamente que era mi hija, pero estaba muy segura de que hubiera sospechado de que era suya y eso no lo podía permitir—- Pero niña, si ese hombre te dice que te tienes que quedaren el trabajo por que tienes
Lucas y Sara, los padres de mi amiga se marcharon a su casa unos días después, cuando por fin encontraron una guardería para mi hija, mientras yo seguía trabajando para la empresa de David O”Brien. Una mañana estaba pasando unos documentos al ordenador, cuando de repente lo vi pasar por delante de mi mesa metiéndose sin saludarme en su despacho. Solamente me separa de su despacho un gran ventanal de cristal, aunque él tenia la opcion de de cerrar ese ventanal con una cortina corredera otorgando así algo de privacidad cuando recibía a algún socio importante y necesitaba estar a solas con esos hombres, pero no echaba esa pequeña cortinilla cuando estabamos solos, haciendo asi que pudiéramos observarnos los dos. Deje por un momento lo que estaba haciendo para fijarme en David, aunque sabía perfectamente lo meticuloso que era con sus cosas y lo ordenado que siempre tenía su despacho. De pronto escuche como David me llamaba desde su despacho, me levanté enseguida del sillón donde estaba se
Nada más terminar, me arregle el vestido fijándome en que David tenía en su mano mi tanga guardándolo después en su bolsillo, lo deje que lo hiciera ya que sabía que estaban rotas y no merecía la pena que me lo devolviera. Tenía tantas ganas de marcharme de aquel despacho que estuve a punto de chocarme con las ventanas de cristal de aquel despacho, me faltaron solo unos milímetros para darme de bruces y hacer el mayor de los ridículos delante de David. Solté el aire que estaba conteniendo en mis pulmones cuando salí de aquel lugar, me senté en mi sillón poniendome las manos en mi cabeza pensando en lo que acababa de pasar, sintiendo que el destino tenía para nosotros algunos planes que no conocíamos, planes que nunca hubiera imaginado, sabiendo que a lo mejor y solo a lo mejor, mi vida cambiará para siempre y que ya nada sería ni volvería a ser como antes, ya que había llegado la hora de decirle a ese sexy hombre que tenía una hija. Al día siguiente, cuando me desperté me quedé un mo
Cuando llegue con el taxi que cogí cerca de mi casa, para ir a la empresa, me paro en la misma entrada pocos minutos después, le pagué al conductor y cogiendo mi equipaje baje del coche y entré saludando al guardia que había en la puerta vigilando, dirigiéndome seguidamente hacia los ascensores. Al bajar la única luz que vi en toda la planta era la del despacho de David, por un momento me quede inmovil ya que pensé que la única manera de conquistar a ese sexy hombre, era jugando a su mismo juego y asi me seria mas facil darle la noticia de que era padre.Deje mi equipaje al lado de mi escritorio y mi bolso encima de la mesa y me dirigí hacia el despacho de David, cuando entre él estaba sentado en su gran sillón, mirando su ordenador y con una taza de café en sus manos—- Buenos días —- le dije cuando me iba acercando a su mesa—- Buenos días Keira, acabo esto y enseguida y y nos podemos marchar —- me dijoMe apoye en su gran mesa, poniendo mis codos a propósito, mientras me apretaba
David cogió mi mano, arrastrándome con él hacia la silla de su escritorio, sentándose él para hacer que yo me sentara encima suya. Empezó a acariciar mi piel con sus dedos hasta la abertura de mi blusa, aunque yo intente apartar su mano, fue él quien apartó al final la mía—- Creo que el viaje se va a retrasar un poco más, ¿no te parece? — me dijo, besando mi cuello, mi mejilla y rozando mis labios con los suyos—- ¿Por qué? tienes que estar pronto donde quiera que me lleves — le dije, jadeando, ya que sus dedos estaban acariciando mis pechos, rozando con ellos mis duros ya pezones.Con mis dedos le empece a acariciar sus mejillas, mirando fijamente sus preciosos ojos de color verde, pensando que aquellos ojos eran iguales que mi pequeña Cintia a parte de que tenia muchos mas rasgos parecidos a mi pequeña.Eran tan expresivos que senti como si yo misma pudiera ver dentro de su corazon. Acerque mis labios a los suyos ya que deseaba volver a probar el sabor de sus labios, cuando nuestros