¿No era él quien antes era tan tierno con Lola? El recuerdo de cuando la llevó al hospital todavía está fresco en la mente. ¿Cómo pudo cambiar tan rápidamente?

Sin embargo, al ver a la chica junto a él, Irene escuchó con desdén y sintió que había encontrado la respuesta. No era que Diego hubiera cambiado, sino que había encontrado una sustituta más similar a su primer amor. Por supuesto, Lola ya no tenía valor de utilidad.

Irene se alegraba de haber salido de ese lodazal; de lo contrario, si todavía amaba a Diego, no podría soportar ver que él había cambiado de amante nuevamente. Pero ahora, solo se sentía asqueada.

Al ver que la expresión en el rostro de Irene no estaba bien, Diego pensó que su táctica estaba funcionando. Su mirada se apartó de Irene y, con suavidad, le dijo a Mariana a su lado:

—¿Dices que te gusta la comida de este lugar? ¿Quieres que compre el restaurante?

Mariana sonrió, pero estaba confundida por dentro. ¿Cuándo había dicho que le gustaba la comida de este restau