Capítulo 0258
—¡Diego! —Irene luchaba con todas sus fuerzas—. ¡Ya estamos divorciados, no me toques!

—Irene, ¿de verdad crees que un simple certificado de divorcio puede limitarme? —Diego la sujetaba con una sola mano—. ¿Crees que alguien se atreverá a interferir si yo quiero hacer algo contigo?

—Diego, ¿qué diferencia hay entre tu comportamiento y el de una bestia?

—En el matrimonio me llamabas bestia, y ahora que estamos divorciados, sigues llamándome así. Entonces, ¿no sería una pena no cumplir con esas expectativas?

—¡Diego!

—Irene, cállate y no pares de hablar. —Diego le tapó la boca.

Él no había dormido bien en los últimos días. La última vez que habían estado juntos como esposos, él estaba borracho. Para él, esos días habían sido una tortura; cada día pensaba en ella, como si hubiera pasado un año.

Diego sentía que esto era normal. Él era un hombre en la edad de su mayor vitalidad, y después de haber experimentado ese placer puro, no podía evitar sentirse inquieto sin él. Lo que a él le fasci
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