Capítulo 0190
—¿Qué pasa con cenar con un amigo? —dijo Irene—. Incluso si hubiera algo, no te preocupes por mí, y tú mejor no te preocupes por mí tampoco.

—Aún eres parte de la familia Martínez; ¿no te cuidaré para que no deshonres a la familia Martínez afuera?

—Si tú no temes perder la cara, ¿qué tengo yo que temer?

—Irene, simplemente eres... —Diego quería estrangularla—. ¿Tienes tanta fuerza para discutir?

Su discurso no había terminado cuando la presionó, rasgó su ropa y la besó de manera grosera.

Irene forcejeó desesperadamente, pero no pudo escapar de su control. Diego, esta vez, no tenía la menor consideración.

Irene, que ya estaba exhausta, se manchó de moretones en la muñeca debido a la fuerza con la que la sujetaba, y las marcas de sus besos en el cuerpo parecían heridas espantosas.

El cuerpo de Diego se hundió y golpeó fuertemente. Estaba ardiendo, pero su voz era fría. Habló en su oído:

—Soy el único que puede satisfacerte, así que, en el futuro, mantente alejada de esos hombres. Si desc
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