Capítulo 0189
Diego estaba a punto de alcanzarla para abrazarla cuando escuchó sus palabras, y su movimiento se detuvo.

—¿No puedes dejar de ser tan sarcástica?

—Ve con prisa, de lo contrario no calmarás a tu amante. —Irene se volvió, dejándose caer de espaldas a él.

—¡Irene! —Diego la volteó directamente—. ¿No he trabajado suficiente? ¿Te has dejado energía para hablar así?

—¿Y si lo hago? ¿No me puedo dejar decir? ¿Qué, también te da vergüenza? —Irene, sin ceder, lo miró con furia.

—¿Tú, te has puesto celosa? —Diego, de repente, como si hubiera recordado algo, la miró incrédulo.

Irene no solo estaba celosa, sino que deseaba encerrar a Diego, hacer de él un pájaro enjaulado, dependiente solamente de ella. ¿Por qué solo los hombres pueden tomar a las mujeres por la fuerza? Las mujeres, con la capacidad, también pueden ser dominantes y tomar lo que quieren.

Lamentablemente, Irene estaba muy consciente de que no tenía esa habilidad. Además, si admitía sus celos, Diego, sin duda, la humillaría aún más.
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