Cuando abrió la puerta una vez más, se encontró a un hombre con aspecto de gerente. Estaba con el resto del personal. Al ver a Simón, el hombre asintió cortésmente y le sonrió antes de decir:

—Sr. Ruiz, lamento mucho molestarlo. La situación es la siguiente: nuestro hotel ha sido adquirido y su habitación ya no está disponible. Le pedimos que desaloje en una hora. Lamentamos mucho las molestias y nos aseguraremos de compensarle adecuadamente.

Al escuchar esto, Simón soltó una risa fría.

—¿Crees que me importa esa compensación?

Alex tenía dinero de sobra, y Simón no necesitaba ese dinero. Al fin y al cabo, después de tantos años en la industria del entretenimiento, Simón era extremadamente rico.

El gerente no se enfadó. Sonrió con suavidad mientras decía en voz baja:

—El señor Ruiz es muy adinerado, así que naturalmente no necesita la compensación de nuestro hotel. Si usted la rechaza, entonces no habrá compensación.

Simón frunció el ceño. ¿Tan descarados eran?

—Pero, señor Ruiz, esta n