Simón no respondió, ya no quería hablar más. Cerró los ojos y se apoyó en el respaldo del sofá para descansar.

Gabriel lo miró durante un rato y luego se dio la vuelta para salir. Sin embargo, de repente se le ocurrió algo y volvió a acercarse a él. Dijo:

—Simón, en mi opinión, no tenemos que preocuparnos. La señorita García...

Simón entendió lo qué quería decir. Frunció mucho el ceño y volvió a mirarlo con disgusto.

—¿Aún no te has ido? —lo interrumpió.

Gabriel solo pudo tragarse las palabras que aún no había dicho.

"Bueno, Gabriel, olvídalo. De todos modos, solo eres su asistente, no su padre", le dijo su conciencia. Luego se fue.

Simón se veía muy molesto.

Después de haber acompañado a Noa a su habitación de hotel, Simón se había estado preguntando qué relación había entre Manuel y ella. Había notado la agilidad con la que Manuel le quitó los zapatos a Noa en la habitación. Obviamente tenía experiencia en hacerlo para ella, pero era algo que solo hacían los que tenían buenas relac