—Solo es una colaboración en una serie de televisión. El hecho de no haberte llevado personalmente ya es lo máximo que puedo hacer, ¿entiendes, Noa?

Al escuchar esto, Noa se quedó en silencio. Bueno, era cierto. Ella conocía a sus hermanos y el hecho de que no vinieran directamente a llevársela después de que ingresó al mundo del entretenimiento era lo máximo que podía esperar de ellos.

—Noa, debes estar satisfecha —agregó Manuel.

Noa suspiró y dijo:

—Ya lo sé, ya lo sé.

La voz de la niña sonaba un poco mimada, con un tono de dependencia y coqueteo destinados a un ser querido con el que había crecido desde pequeña. Su voz se deslizó suavemente con el viento, como si entrara en la habitación sin hacer ruido.

La pantalla frente a Alex ya no era una pantalla, y su mano en el escritorio se había cerrado en un puño.

Después de terminar la llamada, Noa guardó el teléfono y entró a la habitación, pero no vio rastro de Alex. No solo Alex, incluso su teléfono, su portátil y todos los documentos