Capítulo350
Mario se recuperó y se dio cuenta de que casi le había contado el secreto de Noa. Negó con la cabeza un poco avergonzado:

—No, no, nada, he dicho tonterías.

Al escuchar esto, Simón entrecerró los ojos peligrosamente y cuestionó:

—Lo que dijiste no parece una tontería.

Simón era muy inteligente y Mario sabía bien que no podría engañarlo. Pero solo negó con la mano y dijo:

—Uff, no me preguntes más. No es bueno para ti que sepas demasiado. Mejor no te digo más.

Sus palabras hicieron que Simón frunciera el ceño. ¿Qué había pasado? Simón ya sabía algo sobre Noa por las palabras de Mario. Noa tenía las espaldas guardadas y no necesitaba aprovecharse de él para conseguir promocionarse. Si ella lo quisiera, habría alguien más famoso que él para hacerlo. No lo había entendido mal, ¿verdad?

Simón de repente recordó la última vez que cenó con Noa en el restaurante. Cuando ella dijo que no volvería a enamorarse de otro, puso cara de estar de un poco triste. ¿La persona a la que se refería Mario e
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