Después de llegar a Ciudad de Mexico, Noa fue con Camilo a la antigua mansión de la familia Hernandez. Por su parte, Alex recibió una llamada de Claudia después de bajar del avión, así que tomaron caminos separados. Cuando llegó a la casa de la familia, Alex le dio instrucciones al conductor: —Quédate aquí. —El conductor asintió. Alex entró en la casa y el criado que estaba en la puerta corrió adentro para informarle a Claudia: —Señora, Alex ha vuelto. En la enorme y lujosa sala de estar, no solo estaba Claudia, sino también una hermosa joven sentada frente a ella. La joven llevaba un vestido rosa claro hasta las rodillas, el cabello largo suelto y un maquillaje suave en su rostro. —¿Alex ha vuelto? Hazlo entrar de inmediato —dijo Claudia. El criado salió corriendo nuevamente. La joven que estaba sentada frente a Claudia escuchó la conversación y su rostro pálido se ruborizó. —Claudia... —Alex ha vuelto, Wendy. Os presentaré más tarde —dijo Claudia. —De acuerdo. La familia
Alex, con su apuesto pero inexpresivo rostro, entrecerró los ojos después de escuchar las palabras de Claudia. Parecía que había intuido algo. Asintió con la cabeza, como confirmando sus sospechas.—Sabes, Wendy es tan hermosa que podría considerar entrar en el mundo del espectáculo. Si estás interesada, puedo ayudarte a contactar con Alex, él sabe todo sobre este negocio y puede ofrecerte buenas oportunidades —dijo Claudia.Desde que conoció a Alex, Wendy no podía pensar en nada más. Antes, despreciaba el mundo del entretenimiento, tanto a los hombres como a las mujeres. Lo veía como un ambiente sucio. A lo largo de los años, siempre había rechazado las invitaciones que le hacían. Pero ahora, por este hombre... Decidió que tal vez valía la pena intentarlo. Estaba a punto de hablar cuando vio que los labios finos de Alex se abrían ligeramente.—Aún tengo asuntos que atender en la empresa. Si no necesitas nada más, me voy —dijo Alex mientras se daba la vuelta.—Espera, Alex —Claudia ll
Al escuchar esto, Wendy sintió como si le quitasen un peso de encima. Al principio, le preocupaba que Alex estuviera casado, pero al enterarse de que se trataba de una esposa temporal, una mujer que su familia había buscado cuando él estaba enfermo, dejó de darle tanta importancia.El término "esposa temporal" era algo que entendía perfectamente. ¿Qué significaba? Básicamente, que el matrimonio entre Alex y esa mujer no tenía una base sólida. Además, al parecer ella era una mujer ambiciosa y vanidosa. Para hombres de alto nivel como ellos, la sinceridad era lo más preciado. Así que, supuso que él no tendría ningún interés en una mujer como ella. Sin embargo, aunque esto fuera cierto, ¿por qué le habría dicho esas cosas hace un momento? ¿Acaso creía que ella también era una interesada en su dinero y por eso habló así?Si esa era la razón, entonces ella estaba dispuesta a desafiar a ese hombre y ponerlo a prueba.***Por otro lado, Noa no sabía nada de lo que estaba sucediendo. Después
Malgarita se quedó callada, y no dijo nada más. Simplemente no entendía lo que estaba sucediendo.Por su parte, Noa regresó a su habitación para organizar sus cosas. Todavía estaba alojada en la habitación de Alex. Como tenía que quedarse allí por unos días, sacó sus artículos de aseo y los colocó en el baño. Alex casi nunca se quedaba en esa casa, por lo que no había rastro de su presencia en la habitación. Los artículos de aseo que estaban sobre la mesa, como toallas y demás, eran prácticamente nuevos. Incluso si se usaban, cada vez que él dejaba de venir por un tiempo, los sirvientes los reemplazaban por otros nuevos. Después de terminar de organizar sus cosas, Noa se sentía muy cansada y decidió darse un baño. Cuando Alex regresó a casa, su rostro reflejaba seriedad. Una vez dentro, sin pensarlo, preguntó de inmediato dónde se encontraba Noa.—¿Dónde está la señorita? —preguntó.El sirviente se sorprendió por un momento y luego respondió: —Después de hablar un rato con Felicia,
Noa se había inclinado frente al armario. Sus largas y esbeltas piernas parecían perfectas, como un trozo de jade blanco. Revisaba cada compartimento, abriéndolos uno por uno mientras fruncía el ceño y mumuraba con expresión de duda.—¿Cómo es posible que no haya nada aquí? —dijo y justo cuando se iba a levantar para buscar en otro lugar, alzó la vista y vio a Alex parado allí. Se quedó completamente paralizada en su lugar.—¿Cuándo entraste? —preguntó Noa y se ajustó nerviosamente la toalla que llevaba puesta. Sentía cierta incomodidad en esa situación. Pero al recordar lo que había sucedido antes entre ellos, pensó que no había razón para sentirse así. Y si ella no lo hacía, la única persona que estaría en una situación incómoda sería Alex.—Hace un momento —respondió con un tono frío. Se acercó y se paró a su lado, con medio pecho apoyado en su blanco hombro. Noa frunció el ceño ligeramente, pero no se apartó. Después de un momento, Alex levantó la mano y abrió el compartimento qu
Alex la observó en silencio por un momento y luego se dirigió al baño.No sabía cuánto tiempo había estado durmiendo, pero, de repente, Noa sintió que el espacio a su lado se hundía. Este repentino hundimiento la hizo sentir un poco insegura y frunció el ceño antes deabrir los ojos.Entonces vio a Alex acostado a su lado, recién salido de bañarse y aún con el fresco aroma del jabón. Probablemente como se había despertado a mitad del sueño, la mente de Noa tenía un pequeño retraso. Permaneció tumbada allí, mirando a Alex durante un buen rato, hasta que finalmente se dio cuenta de lo que sucedía. Cuando intentó girarse y sentarse, escuchó a Alex decir: —Solo estoy tomando una siesta para recuperar energías. No te haré nada.Al escuchar sus palabras, Noa se detuvo. Ella apretó los labios y preguntó en voz baja: —¿No podrías dormir en el sofá?La voz de Noa aún tenía la suavidad y somnolencia propia de alguien que acababa de despertarse.Alex la miró fijamente.—El sofá es muy duro.¿Du
Sí, Alex era el que se preocupaba realmente, no ella. ¿Por qué se apresuró tanto a seguirlo?Noa miró a Alex y no pudo evitar soltar una risa irónica.—Así es.Cuando vio esa sonrisa fría en su hermoso rostro, Alex se detuvo y frunció el ceño:—Tú...—Me importan más que a ti —dijo Noa con voz fría—. ¿Estás satisfecho con esa respuesta?Los labios delgados de Alex se apretaron en una línea recta. No respondió a sus palabras.—El abuelo ya es mayor y tiene mala salud. Si no fuera por él y la abuela, ¿crees que estaría aquí cooperando contigo en esta farsa?La voz de Noa sonó fría, muy distinta a la jovencita que una vez corría hacia la puerta de su estudio envuelta en una toalla, hablando con urgencia. También era muy distinta a aquella noche cuando estaba ebria y se acurrucaba en sus brazos juguetonamente.—Ahora puedes salir e ir a descansar a tu habitación. Yo también empacaré mis cosas y me mudaré de esta casa. Resuelve todos los engaños por ti mismo.Después de decir eso, Noa se di
Ella sabía que esa frase había sido un poco exagerada. Pero era que él quien la había enfadado hacía un momento.Alex sonrió. Parecía enfadado y su tono de voz era agresivo.—Si quieres ocupar también mi sofá, adelante, dormiré en el suelo. ¿Te parece?Noa se quedo sin habla. Bueno, ya no tenía ganas de discutir más con él. Apartó la mirada, se limpió los pies y volvió a subir a la cama. Estaba muy cansada. Se había despertado por culpa de él y solo quería seguir durmiendo. Pronto, Noa volvió a caer en un profundo sueño.Alex no volvió a cerrar los ojos. Se quedó acostado allí, mirando el techo blanco, dejando que sus pensamientos se dispersaran.***Una llamada telefónica despertó de pronto a Noa.Afuera era de noche y la habitación estaba completamente a oscuras. No podía ver nada más y no sabía si Alex había salido o no. Tomó su teléfono y contestó la llamada.—¿Hola?Noa, recién despierta, tenía una voz suave.—¿Hola, es la señorita Noa?Al otro lado del teléfono se escuchó una voz