Capítulo155
La silueta era inconfundible para Laura, y precisamente por lo familiar que le resultaba, sentía una sensación de náuseas y ganas de vomitar.

Frunció el ceño y desvió la mirada hacia su asistente, quien estaba parado cerca, sudando profusamente. Al notar la mirada de Laura, el asistente se apresuró a disculparse:

—Lo siento mucho, señorita Laura. El señor Martínez insistió en entrar y no pude detenerlo.

Laura se sintió un poco frustrada, pero no culpó al asistente. Si Carlos quería entrar a la fuerza, realmente no había nada que él pudiera hacer.

Ignorado a un lado, Carlos tosió con disgusto, esperando llamar la atención.

Laura le dirigió una mirada fría:

—¿Hay algún motivo por el que viniste a buscarme?

Esa pregunta pareció dejar paralizado a Carlos, no esperaba esa actitud tan distante de Laura, lo que lo hizo perder la compostura.

Se quedó inmóvil un buen rato, hasta que finalmente decidió explicar el motivo de su visita.

—Laura, sobre el asunto en mi empresa...

Al escuchar esas pa
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