Esposa por accidente: La madre del pequeño heredero
Esposa por accidente: La madre del pequeño heredero
Por: Jessisaylu
Capítulo 1.

Otra vez estoy aquí, caminando silenciosamente por las calles de Nueva York mientras arrastro mi pequeña maleta rosa y sujeto la mano de mi pequeña hija, esperando que mi teléfono suene para regresar a casa.

Mi novio volvió a echarme de su departamento por una pelea, y como no tengo ningún otro lugar a donde ir, solo debo callarme y esperar que me perdone para poder regresar, lo cual a veces termina siendo algo problemático, porque Nathan suele enfadarse por varios días antes de llamarme y permitirme volver, y yo tengo que dormir en las calles junto a mi bebé.

Mis amigos siempre me dicen: ¿Summer, porque aguantas a ese idiota? Y yo siempre respondo lo mismo: No tengo otra opción.

El peor enemigo que he tenido toda mi vida es la pobreza, soy hija de una familia problemática, y el dinero siempre faltó en casa. Viniendo de un ambiente tan terrible, era obvio que yo iba a terminar mal, así que cuando aún estaba en la preparatoria y tenía 16 años, me embaracé de un tipo que no vale la pena y tuve una hija.

Ser madre soltera no es fácil, trabajo y lucho desde que tengo memoria, y a pesar de todos esos inconvenientes yo siempre me esforcé en la escuela, y al graduarme de la preparatoria logré entrar en una buena universidad en Nueva York con una beca. Pero esa beca solo incluía mis estudios, no lo demás.

Fue así que apareció Nathan en mi vida, los dos éramos compañeros de clase, y mientras yo me quedaba junto a mi bebé en un motel de mala muerte cuando llegué a la ciudad, él amablemente me ofreció su departamento para vivir con él, solo como “amigos” a un inicio, aunque luego se convirtió en más.

Siempre caigo en manos de hombres terribles, cuando llegué aquí Nathan me prometió convertirse en el padre de mi hija y ayudarme hasta que yo pueda terminar mis estudios, algo que obviamente no ocurrió. Ya han pasado 3 años desde entonces, y en ese tiempo Nathan y yo iniciamos una relación muy toxica de la cual no puedo escapar, solo puedo soportar sus malos tratos hasta terminar la universidad.

Solo hasta terminar la universidad…

Pero eso es algo en lo que no quiero pensar ahora mismo, porque siempre me deprime, saber lo triste que es mi vida solo porque no tengo a nadie que me apoye. Además de que por ahora tengo un problema más grave, no tengo ni un solo centavo, y tengo que quedarme en algún lugar seguro junto a mi hija hasta que Nathan me pida regresar con él.

Antes solía quedarme con mis amigas de la universidad, pero ellas son una mala influencia para mi hija y hablan mal de Nathan, así que por ahora prefiero evitarlo. Por ese motivo desde hace un par de meses me estoy quedando en el aeropuerto internacional Jhon F. Kennedy, donde nadie hace preguntas del porque llevo una maleta, y hay lugares cómodos designados para viajeros que pasan por aquí.

Antes solía llorar mucho cuando Nathan me echaba de su casa, pero ya ha pasado tantas veces y de una forma tan continua que ya no me importa, sé que Nathan me llamará en un par de horas o días, los dos nos reconciliaremos, y en una o dos semanas volveré a esta situación cuando él se moleste conmigo.

Esta es mi vida ahora, tan deprimente…

—Mami, ¿Podemos comprar un helado? —pregunta mi hija sacándome de mis pensamientos por un segundo.

—Tal vez en un par de horas, ¿De acuerdo corazón? —le pregunto a mi pequeña con una sonrisa algo incomoda.

Lo peor de esto es que no me encuentro sola, debido a mi mala suerte en la vida, siempre termino arrastrando conmigo a mi pequeña hija Lily, ella apenas es una niña de 5 años, y no comprende la mayor parte de las cosas que ocurren. Ella solo piensa que Nathan es malo y le tiene miedo, y cree que nuestras salidas al “aeropuerto” son una especie de “practica” para un supuesto viaje de vacaciones que haremos “pronto.”

No tengo el corazón de decirle la verdad a mi hija, ya que en toda esta situación, ella es la que menos merece pasar por esto, no tener ni un centavo para comer y tener que dormir como un vagabundo en un aeropuerto, lo lamento mucho por Lily, ella es una niña preciosa y no merece tener una madre tan terrible como yo…

Mientras arrastro mi maleta, aliviada veo a un par de calles de distancia el aeropuerto, donde voy a poder descansar con mi hija. Apresurando el paso mientras camino por un puente, de pronto escucho un gran escándalo. Los autos que pasaban por ese mismo puente se detienen en seco, ya que más adelante un par de coches negros se habían parado, y varias personas vestidas de negro estaban corriendo en mi dirección.

No tengo tiempo ni siquiera para procesarlo, bajando la mirada veo a un niño pequeño que corre en mi dirección con los brazos extendidos.

—¡Mamá! —grita el pequeño lanzándose a mis brazos.

Casi no tengo tiempo de atraparlo, soltando mi maleta para acercarme al niño y sosteniéndolo con uno de mis brazos, evitando que él cayera al suelo, y todavía manteniendo a Lily a mi lado sujetándola con mi mano libre.

—O… Oye, no hagas eso —le pido asustada, ya que este pequeño estuvo a punto de estrellarse contra el piso.

—Mama te extrañé —responde el pequeño aferrándose a mí con fuerza—, papá dijo que te fuiste, pero yo sabía que me buscarías, ¡Te extrañé mucho!

¿Mamá? Este pequeño está muy confundido, porque yo solo tengo una hija...

Así que algo confundida solo puedo dar suaves palmadas en la espalda de ese pequeño, intentando consolarlo para que deje de llorar, ya que de seguro solo me confundió con su madre por accidente.

En pocos segundos varios hombres vestidos con trajes negros se acercan a nosotros corriendo, son las personas que se bajaron de los coches y causaron ese caos en las calles.

—Joven señor David, ¿Se encuentra bien? —pregunta uno de los hombres, mirando con preocupación al niño en mis brazos.

—Disculpe las molestias señorita, gracias por cuidar del joven David —me dijo otros de ellos—. Tenemos que irnos a casa David, ven conmigo…

Por un momento dudo en soltarlo, porque no es muy común ver a varios tipos enormes y vestidos de negro corriendo detrás de un niño.

Pero el pequeño David no parece en peligro, esos hombres aparentemente lo conocen bien, y si observas la situación con detenimiento puedes notar que esos tipos vestidos con trajes son alguna especie de guardaespaldas. Hay varias señales para darme cuenta de esto, los autos carísimos de los que se bajaron, que el pequeño David esta vestido con ropa cara de marca que debe valer una fortuna, que lo llamen “joven señor”… No sé quién es este niño, pero si me dijeran que es el hijo del presidente, lo creería sin dudarlo.

Comprendiendo la situación, solo sonrió algo incomoda, soltando al pequeño David, intentando que él regrese con las personas que lo están cuidando.

—¡No! ¡No dejare ir a mamá otra vez! ¡Mamá se quedara conmigo para siempre! —se niega el pequeño niño, aferrándose a mí con todas sus fuerzas.

Los hombres de traje y yo nos miramos mutuamente confundidos por un par de segundos, ya que este pequeño se niega a separarse de mí, y con cada minuto que seguimos pasando en medio de la calle de esta manera, el caos vehicular aumenta, algo que puede volverse peligroso.

—Tranquilo David —llamo al pequeño por su nombre, intentando tranquilizarlo—, vamos a casa, te llevaré conmigo.

De la forma más delicada que puedo, lo cargo aun sosteniendo mi hija, y me dispongo a caminar hacia los coches.

—Descuiden, los acompañaré hasta el lugar donde tengan que llevarlo, no me soltara a menos que lo haga —conozco muy bien a los niños, y sé que David no me soltará.

—No es necesario que haga eso señorita, no queremos perjudicarla…

—Descuida, no tengo nada que hacer ahora, así que los ayudaré con David con gusto si me traen de regreso al aeropuerto al terminar.

Y no estoy mintiendo, literalmente no tengo nada que hacer, ni siquiera donde vivir sin Nathan, así que ayudar a David me servirá para pasar el día sin pensar en mi tonto novio o mi deprimente vida.

Siendo esta la decisión que cambiaría mi vida para siempre.

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