Madeline se quedó inmóvil en la puerta y miró al hombre que la apuntaba con el arma.

Su corazón errático comenzó a calmarse lentamente.

Jeremy la estaba apuntando con el arma y todavía había un poco de sangre húmeda en las palmas de sus manos. También había salpicaduras de sangre en su chaqueta de cuero marrón.

Sus ojos eran profundos como la noche y estaban llenos de intenciones asesinas y malicia. En ese momento, ellos miraban fijamente a Madeline, con vehemencia.

Él parecía un demonio que había pasado por una masacre. Un aura asesina salía de todos sus poros. Aun así, él todavía se veía extremadamente guapo.

Cuando él vio que la persona que entró era Madeline, el aura oscura detrás de sus ojos desapareció levemente. Sin embargo, el sarcasmo comenzó a aparecer en sus ojos.

"¿Estás aquí para ver si estoy muerto?", preguntó con sarcasmo y caminó lentamente hacia Madeline. “Eres una buena esposa para Felipe. No solo contrataste a tantos asesinos para matarme, sino que incluso has