Lo más probable es que ese cómplice también fuera enemigo suyo.

Para cuando Madeline pudo adivinar quién podría ser esa mujer, Tanner había colgado y regresado.

Él tomó una cuerda para atar las piernas de Madeline mientras seguía gritando cosas horribles. “Espera obedientemente a que vuelva, Madeline. ¡Entonces, te mostraré lo bueno que soy!".

Luego, Tanner le vendó los ojos a Madeline con un trozo de tela antes de salir felizmente de la fábrica y cerrar la puerta detrás de él.

Madeline intentó luchar, pero fue en vano.

El tiempo pasó silenciosamente y ya eran las nueve.

En la oficina de la ciudad, Jeremy esperó tranquilamente.

Al ver a las parejas jóvenes caminar felizmente de la mano y salir con dulces sonrisas en sus rostros, Jeremy no pudo evitar pensar en la escena en la que él y Madeline se registraron.

Ella era como esas chicas, con los ojos llenos de esperanza mientras lo admiraba con atención.

Al pensar en sus ojos llenos de adoración, a Jeremy le dolía el corazón.

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