Después de escuchar las opiniones de los jueces, la expresión en el rostro de Yvonne cambió lentamente, para volverse mucho más horrible.

Se quedó mirando el diseño que se mostraba en la pantalla, encontrándolo difícil de creer. Se quedó confundida, durante unos segundos.

‘Esto... ¿Esto es obra de un famoso diseñador de joyas?’.

‘¿Cómo sucedió esto?’.

‘¡M*ldita sea!’.

‘¡Debe ser Madeline, quien ha copiado el trabajo de esa diseñadora, y planeó utilizarlo para perjudicarme en el concurso!’.

‘¡¿Entonces, esto significa que me he convertido en el chivo expiatorio de Madeline?!’.

Eso era lo que pasaba por la mente de Yvonne. Enfurecida, miró fijamente a Madeline.

Madeline se sentó, bajo las luces, con tranquilidad y elegancia. Su imponente rostro mantenía la compostura.

Madeline no pudo evitar curvar sus rojos y sensuales labios en una sonrisa, cuando vio que Yvonne la miraba fijamente, mientras apretaba los dientes.

"Yvonne, ¿cómo te atreves a decir que esto es producto de tu ar