Sus preciosos ojos estaban llorosos y enrojecidos, llenos de ansiedad.

"Jeremy, ¿me vas a echar la culpa?".

"¿Cómo podría culparte, tonta?", la consoló Jeremy, pero no se sintió conmovido al ver las lágrimas que estaban a punto de brotar de esos grandes ojos que tenía delante.

Antes, se sentía incómodo incluso si Madeline fruncía el ceño.

Sin embargo, en ese momento, no sentía ningún cambio en sus emociones incluso cuando Madeline estaba a punto de llorar.

Jeremy se sintió preocupado, pero sin pensarlo más, siguió consolándola con gentileza. "No te preocupes, es solo un anillo. Más tarde, te compraré otro. Ahora mismo, horneemos un pastel juntos".

Madeline sonrió de repente. "Realmente me tratas muy bien, Jeremy".

"Eres mi esposa. Si no te trato bien, ¿a quién voy a tratar bien?". Jeremy sonrió. Justo cuando estaba a punto de hacer el pastel con Madeline, sonó su teléfono. "Linnie, iré a contestar esta llamada primero".

"Está bien". Madeline asintió y se quedó mirando la espal