Al día siguiente, Madeline fue a ver a Lana.

La habían trasladado a la prisión de Glendale desde el pabellón de custodia para su detención temporal. Una vez hecho el papeleo, sería entregada a la policía en el país F.

Al mirar su propio rostro macilento y ojeroso, que se parecía más al de un fantasma que al de un humano, y luego mirar el rostro limpio y refinado de Madeline, Lana se convirtió de repente en una bestia que perdió todo el control. Se escapó de las garras de los guardias de la prisión y se abalanzó contra Madeline.

Madeline levantó la pierna y pateó a Lana en la rodilla. Entonces, Lana cayó de rodillas frente a Madeline con un intenso dolor en las rodillas.

Apretó los dientes y soportó el dolor. Cuando estaba a punto de maldecir, Madeline la tomó por la barbilla.

Madeline se alzaba sobre Lana ejerciendo presión sobre ella con su fría expresión. En ese momento, sus ojos estaban llenos de resentimiento.

"Lana, mis padres te están esperando. La muerte te espera".

Lana